Friday, September 30
MY TINY INSTRUMENT
WITHIN YOUR GIANT
ORCHESTRA
1 CORINTHIANS
12:18-22
...those parts of the body that seem to be
weaker are indispensable.
1 Corinthians 12:22
It’s said that during
an orchestral rehearsal, just as the cymbals were crashing and the violins were
playing, the piccolo player said to himself, “How am I useful here; it would be
the same if I didn’t play, Anyway, no one hears me.” So he continued with the
instrument held to his mouth, but didn’t play. A few instants later the
orchestra conductor exclaimed, “Stop! Where is the piccolo?” The maestro’s ear
had detected its absence.
There are periods in our lives in which we
feel insignificant and useless. When we work for the Lord and see ourselves
surrounded by more talented people than ourselves, we want, in a moment of
weakness, to draw back and let the others continue with the important task. We think
that, that for the most part, our contribution won’t change things much. We
forget what the Lord suggests to us as he was taking advantage of the five
loaves and the two fish a boy had to feed a multitude.
He placed us here where we are. He
distributed the tasks, and bestowed the means to complete them. It’s not up to
us to appreciate the importance of the few or many talents we received. Simply
put to his service what we’ve received; He is always attentive to the manner in
which we complete what we could call “our daily collaboration.”
Prayer: Lord, help me to be
useful, here where you have placed me, going about the work you have handed over
to me. I want to please you and give the best of myself. Be with me and use my
life for your honor and glory. Amen.
Translated
by John Walter
MI
PEQUEÑO INSTRUMENTO
EN
SU GRAN ORQUESTA
1
CORINTIOS 12:18-22
...los
miembros del cuerpo que parecen más débiles,
son
los más necesarios
1
Corintios 12:22
Se
cuenta que durante el ensayo de una
orquesta, en medio del gran sonido de
los címbalos y los violines quien tocaba el flautín se dijo: “¿En qué soy útil?
Lo mismo sería si no tocara. De todos modos nadie me oye”. Entonces continuó
con su instrumento en la boca, pero dejó de tocar. Algunos instantes después el
director de la orquesta exclamó: “¡Deténganse! ¿Dónde está el flautín?” El oído
del maestro había notado su ausencia.
Hay
períodos en nuestras vidas en que nos
sentimos insignificantes e inútiles. Cuando trabajamos para el Señor y nos
vemos rodeados de gente que tiene más aptitudes que nosotros, queremos, en un momento
de debilidad, retirarnos y dejar que otros continúen con la tarea importante.
Pensamos que de todas maneras nuestra contribución no cambiará mucho las cosas.
Olvidamos lo que nos sugiere el Señor,
al valerse de cinco panes y dos peces que tenía un muchacho para alimentar a
una multitud.
Él
nos colocó aquí donde estamos. Él
distribuyó las tareas y dio los medios para cumplirlas. No nos corresponde
apreciar la importancia de los pocos o muchos talentos que recibimos.
Sencillamente pongamos a su servicio lo que recibimos. Él siempre está atento a
la manera en que cumplimos lo que
podríamos llamar “nuestra cotidiana colaboración”.
Oración:
Señor, ayúdame a serte útil allí donde tú me has
puesto, realizando la tarea que tú me has encomendado. Deseo agradarte y dar lo
mejor de mí. Acompáñame y usa mi vida para tu honra y gloria. Amén.
No comments:
Post a Comment