Sunday, September 25, 2016

Sunday, September 25 POISONOUS SNAKES HEBREWS 3:13

Sunday, September 25
POISONOUS SNAKES
HEBREWS 3:13

For this is not your resting place,
because it is defiled, it is ruined beyond all remedy.
Micah 2:10

A friend who returned from working in another country told me how that place was infested with poisonous snakes. To protect oneself from them one had to always be cautious. No one should lie in the shade of a bush or a rock without having previously checked to determine that no snakes were present.

We should deal with sin in the same way. It’s always present. On earth we can never completely avoid it. It appears in multiple forms, as much inside as outside of us. We are exposed to them every second. We should ask the Lord to guide our lives and show us the things that dishonor Him, and thus, when we’re aware that we have sinned we should immediately confess ourselves before God, praying for His assistance to not sin again, and also His forgiveness.

Confession also implies transformation. It’s not enough to recognize the evil we’ve done before God; we must also hold to the powerful conviction, desire, and attitude to avoid repeating our sinful behavior because “old things have passed away. Behold, all is made new.”
   
Only then will we be able to live a life that is pleasing, a life not just content with avoiding evil, but one that finds joy in seeking the good and in accomplishing it for the love of God and of our neighbor.

Prayer:  Lord, today we ask for reconciliation and forgiveness. Many are the errors we commit each day. Help us to remove ourselves from all that hurts or damages your creation. Let us constantly be revising our actions, our words, so that everything we may do or say glorifies you. Renew us in pursuit of you.  Amen.

Translated by John Walter



SERPIENTES VENENOSAS
HEBREOS 3:13

No es este el lugar del reposo,
pues está contaminado, corrompido grandemente
Miqueas 2:10

Un amigo que volvió de trabajar en otro país me contaba  como ese lugar estaba infectado de serpientes venenosas. Para protegerse de ellas, era necesario estar siempre prevenidos. Nadie debía tenderse a la sombra de un matorral o de una roca sin haber verificado previamente si no había serpientes.
Debemos tratar el pecado de la misma manera. Siempre está presente. En esta tierra nunca podremos evitarlo completamente. Aparece bajo múltiples formas, tanto en el interior de nosotros mismos como en el exterior. A cada instante estamos expuestos a ellos. Debemos pedirle al Señor que conduzca nuestras vidas y nos muestre las cosas que le deshonran. Y así, cuando tengamos conciencia  de que hemos pecado, debemos inmediatamente confesarnos ante Dios, rogando su ayuda para no volver a pecar y también su perdón. La confesión implica también la transformación. No basta con reconocer ante Dios el mal que hemos hecho, sino aferrarnos a la fuerte convicción, deseo y actitud de no repetir nuestra conducta pecaminosa, porque “las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas”
Solo entonces podremos vivir una vida que sea agradable, una vida que no se contente con evitar el mal, sino que encuentre su gozo en buscar el bien y en cumplirlo por amor a Dios y a nuestro prójimo.

Oración: Señor, te pedimos en este día por reconciliación y perdón. Muchos son los errores que cometemos diariamente. Ayúdanos a despojarnos de todo lo que nos lastima o daña a tu creación. Permite que estemos constantemente revisando nuestras acciones, nuestras palabras, para que todo lo que hagamos y digamos te glorifique. Renuévanos en pos de ti. Amén.




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