Wednesday, September 21, 2016

Wednesday, September 21 1 SAMUEL 12:20- 22

Wednesday, September 21

1 SAMUEL 12:20- 22

Do not turn away in search of useless idols.
They can do you no good, nor can they rescue you
 because they are useless.
1 Samuel 12:21


There was once a man who had great riches and very precious paintings. He counted on many friends who were always at his side. He also had the joy of having a son, but the son died at the age of six.

 This sorrowful and suffering man raised his glance to the sky and thought about all his wealth, and how little it served to alleviate his pain. It occurred to him then to seek out a famous painter whom he asked to paint the image of his son, showing him his photo. He was happy to have among his paintings one of his son also; but he died engulfed in great loneliness.

All who knew him went to an auction that was held to sell his paintings, beginning with that of the boy. When it was sold the auctioneer said, “The auction is finished!” Everyone was dumbfounded and asked, “How can it be over?” Someone spoke up and told them about the last will and testament left by the man: Whosoever bought the boy’s painting would be granted the rest of the works as a reward.

It’s the same with us in our daily lives. We should know how to value the most important beyond the material things: the love of our children, the warmth of the family, and the company of friends. God invites us not to lose ourselves in vanities that do not construct, rather to find ourselves with Him through the presence or the memory of our loved ones.

 Prayer:  The prayer is missing from this devotional.

Translated by John Walter   




NO OS APARTÉIS EN POS DE VANIDADES
1 SAMUEL 12:20- 22

No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan
ni libran, porque son vanidades
1 Samuel 12:21

Era una vez un hombre que contaba con muchas riquezas y cuadros muy valiosos.  Contaba con muchos amigos, que siempre estaban a su lado, también tuvo la dicha de tener un hijo, pero éste a la edad de seis años murió. 
Este hombre triste y afligido alzaba su mirada al cielo y pensaba en todas sus riquezas, y de lo poco que servían para remediar su dolor.  Se le ocurrió entonces ver a un famoso pintor al que pidió que pintara la imagen de su hijo mostrándole su foto.  Estaba feliz por tener entre sus pinturas también a su hijo, pero en medio de una gran soledad, murió.

Todos los que le conocían fueron a una subasta que se hizo para vender sus cuadros, comenzando esta por la imagen del muchacho.  Cuando quedó vendido, quien estaba guiando la subasta dijo: ¡Terminó! Todos quedaron anonadados y preguntaban: ¿Por qué ha terminado? Alguien habló sobre el testamento que había dejado el hombre: quien comprara el cuadro del muchacho se llevaría los demás como recompensa.
Así también nosotros, en nuestra vida cotidiana, debemos saber valorar lo más importante, más allá de las cosas materiales: el amor de nuestros hijos, el calor de la familia, la compañía de los amigos. Dios nos invita a no perdernos en vanidades que no edifican, sino a encontrarnos con Él a través de la presencia o el recuerdo de nuestros seres queridos.

Oración:  


No comments:

Post a Comment