Friday, June 22
A PLEASANT LANGUAGE
PROVERBS 15
Set a guard over my
mouth, Lord;
keep close watch over the door that is my lips.
Psalm 141:3 (CEB)
Gross and bitter
language is unworthy of a Christian. Our
language should be able to demonstrate the gentleness of the Holy Spirit that
dwells in us. Hard words are like arrows that have been shot that can never be
returned. On the other hand, kind words can silence evil and push toward the
good.
The
question of a little child, the criticism of a friend or family member, the
constant pestering of a co-worker, all of this should receive a response in a
Christian spirit.
The book of
Proverbs says: The tongue of the righteous is choice silver. (10:20a) But what
irreparable damage we do when sharp and hasty words come out of our mouths!
What injuries we can cause when our words are blandished like knives!
David voiced
a prayer to God. How good it would be
for all to repeat this prayer every day from our hearts. The Biblical text for
today invites us to reflect on what we truly should ask for from God: a timely word, knowing when to keep silent,
and when it is time to speak, to do it politely.
Prayer: We pray
to you today especially, Lord, for the problems of the people around me: neighbors, friends and co-workers. Keep my tongue from any harsh words. Amen.
Translation
by Deborah McEachran
UN LENGUAJE AGRADABLE
PROVERBIOS 15
Pon
guarda a mi boca, oh Señor,
guarda la puerta de mis labios.
Salmo
141:3
El lenguaje grosero y agrio es indigno de un cristiano.
Nuestro lenguaje debiera demostrar la gentileza del Espíritu Santo que mora en
nosotros. Las palabras duras son como saetas que han sido disparadas que nunca
pueden volver a recogerse. Por otra parte, las palabras amables pueden
silenciar el mal e impulsar el bien.
La pregunta de un niño pequeño, la crítica de un amigo o
pariente, el constante importunar de un compañero, todo ello debe recibir la
respuesta de un espíritu cristiano.
El libro de Proverbios dice: Plata escogida es la
lengua del justo (10:20). Pero, ¡qué daño tan irreparable hacemos cuando
palabras duras y apresuradas salen de nuestra boca! ¡Qué heridas podemos causar
cuando las palabras son blandidas como cuchillos!
David pronunció una oración a Dios. ¡Qué bien haríamos
todos en repetir esta oración cada día desde nuestros corazones! El texto
bíblico de hoy nos invita a reflexionar en lo que verdaderamente debemos pedir
a Dios: una palabra oportuna, saber guardar silencio y cuando sea tu momento de
hablar, habla con gentileza.
Oración: Te pedimos hoy especialmente Señor, por los
problemas de las personas que me rodean: mis vecinos, mis amigos y mis
compañeros de trabajo. Guarda mi lengua de cualquier palabra dura y áspera.
Amén.
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