Wednesday, June 6
DAVID
1 SAMUEL 16:1-13
Then Samuel took
the horn of oil, and anointed him in the presence of his brothers;
and the spirit of
the LORD came mightily upon David from that day forward.
1 Samuel 16:13a (NRSV)
The name
David means “Beloved.” He was the youngest son of Jesse, of the tribe of Judah,
born in Bethlehem. One of the most famous men in the Bible, some of his Psalms
and his brave deeds are known to almost everyone, especially his encounter with
the giant, Goliath. He was an anointed one of the Lord, chosen by God to be
King of Israel in place of Saul, and consecrated for this task by the venerable
prophet Samuel. His character as monarch is notable for his faithfulness to God
and for the great purposes to which he was called when given a position so full
of responsibility.
He led the
Ark of God into the Holy City with the greatest display of honor and rejoicing.
The orders of worship were remodeled and arranged with utmost care. He
administered justice to the people with impartiality and gave powerful impetus
to the general prosperity of the nation. His wisdom and energy consolidated the
Jewish kingdom; the organization and military skill that he gave to the army
made it able not only to successfully resist the assault of invaders but to
extend the limits of the kingdom.
David
wasn’t perfect; the scriptures relate various stories of deceit, violence,
injustice and family quarrels that featured him. However, he is recognized as a
king dearly loved and well-remembered, owing to his close relationship with
God. Many of us occupy positions of responsibility in the Church, but we may
not always be fair. Sometimes we commit violence and create controversy; we are
not perfect. However, like David, we need to repent, turn our face to God, and
exercise our leadership praying for his wisdom and blessing.
Prayer: Our Father, allow us to reflect on and consider our lives,
trying to make them closer every day to that which you ask of us. Amen.
Translation by John Potter
DAVID
1 SAMUEL 16:1-13
Y Samuel tomó el
cuerno del aceite, y lo ungió en medio
de sus hermanos;
y desde aquel día en adelante
el Espíritu de
Jehová vino sobre David.
1 Samuel 16:13a
La palabra David significa “Amado”. Fue el hijo más
joven de Isaí, de la tribu de Judá y nació en Belén. Uno de los hombres más
notables de la Biblia y de quien casi todos conocen algunos de sus Salmos y sus
valentías, en especial su encuentro con el gigante Goliat. Fue el ungido del
Señor, escogido por Él para ser Rey de Israel en lugar de Saúl, y consagrado
para ese cargo por el venerable profeta Samuel. Su carácter como monarca es
notable por su fidelidad para con Dios y por los grandes fines a que fue
llamado, al dársele una posición tan llena de responsabilidad. Condujo el arca
de Dios a la Ciudad Santa con las más grandes demostraciones de honor y
regocijo. Las ordenanzas del culto fueron modeladas de nuevo y arregladas con
el mayor cuidado. Administró justicia al pueblo con imparcialidad y dio un
poderoso impulso a la prosperidad general de la nación. Su sabiduría y energía
consolidaron el reino judío; la organización que dio al ejército y su destreza
militar lo pusieron en aptitud; no sólo de resistir con buen éxito los asaltos
de los invasores, sino de extender los límites del reino.
David, no fue perfecto, la escritura recoge varias
historias de engaño, violencia, injusticias y rencillas familiares
protagonizadas por él. Sin embargo, es reconocido como un rey muy querido y
recordado y esto se debe a su estrecha relación con Dios. Muchos de nosotros
ocupan responsabilidades en la Iglesia, puede que no siempre seamos justos. En
ocasiones podemos cometer violencias y generar controversias, no somos
perfectos. Sin embargo, al igual que David, debemos arrepentirnos, volver
nuestro rostro a Dios y ejercer nuestro liderazgo pidiendo su sabiduría y
bendición.
Oración: Padre nuestro, permítenos reflexionar y meditar sobre
nuestras vidas, tratando de que estas sean cada día más acercadas a lo que tú
nos pides. Amén.
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