Monday, June 11
TRUSTING IN GOD
JOB 1:9-22
…and said, “Naked I
came from my mother’s womb,
and naked I will
depart.
The Lord gave, and
the Lord has taken away;
may the name of the
Lord be praised.”
(NIV)
Job 1:21
To theorize
concerning unrelated calamity is an easy task. We are always hearing of some
tragedy; we attempt to search out a solution after the fact. Thus do we think
about the chauffer’s inability to “jam on the brakes” before the accident; or in
the conversation that could have taken place before a suicide was attempted; or
the opportunity the painter had of “hanging onto” the brush before falling from
the ladder, as we vulgarly say.
These are solutions
made in cold blood, apart from the imminence or the inevitability of danger.
Job’s wife was also given to making theories; and shortly afterwards friends
would arrive, those who seek out the causes and possible solutions of that
tragedy.
“Job,” said one,
“repent of your sins and everything will pass.”
“Job,” said another,
“this is because of your impiety. Repent.”
But the wife was more
radical, “Do you still have your integrity? Curse God and die.”
In the first phase of
his trials Job gives us a great lesson: “Naked I came from my mother’s womb,
and naked I will depart. God gives, and God takes away. May the
name of the Lord be blessed.”
We should not murmur or complain during trials, since they are the most
effective means for the manifestation and purification of our faith, “Much more
precious than gold.” While the fury of
the waves is greater, and with greater force they strike and roll the stones of
the coasts, these collide one against the other and are polished.
Afflictions are the
furious waves that polish the souls for the temple of eternity; these are the
instruments that make them shine gloriously as precious stones. To curse God
and die is the easy way out. It’s the law of least resistance that induces us
to work this way, but God has called us to the battle in the midst of trials.
Let us trust: Christ has conquered the world.
Prayer: Thank you Lord for your promises. May we remember them in
the midst of our trials. Amen.
Translation
by John Walter
CONFIANZA
EN DIOS
JOB
1:9-22
Y
dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre,
y
desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó;
sea el
nombre de Jehová bendito.”
Job
1:21
Teorizar
con la calamidad ajena es una tarea fácil. Siempre que se nos habla de alguna
tragedia, tratamos de buscarle una solución póstuma. Así pensamos en el
“frenazo” que pudo haber dado el chofer antes del accidente; en la conversación
que podía haber tenido el suicida antes de atentar contra su vida; en la
oportunidad que tuvo el pintor de “agarrarse” de la brocha, antes de que cayera
de las escaleras, como vulgarmente decimos.
Estas
son soluciones hechas a sangre fría, al margen de la inminencia o la
inevitabilidad del peligro. La esposa de Job también se dio a la tarea de hacer
teoría. Poco después serán los amigos los que busquen las causas y las posibles
soluciones de aquella tragedia. Job, decía uno, arrepiéntete de tus
pecados y todo pasará. Job, dijo el otro, esto es a causa de tu
impiedad, arrepiéntete. Pero la esposa fue más radical. ¿Aun retienes tu
integridad? Maldice a Dios y muérete.
Job,
en la primera frase de su prueba, nos da la gran lección: Desnudo salí del
vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Dios dio, Dios quitó, sea el nombre
del Señor bendito. No debemos murmurar ni quejarnos en medio de las
pruebas, pues son el medio más eficaz para la manifestación y purificación de
nuestra fe “mucho más preciosa que el oro”. Mientras es mayor la furia de las
olas, y con mayor fuerza golpean y hacen rodar las piedras de las costas, estas
chocan unas con las otras y se pulen. Las aflicciones son las olas furiosas que
pulen las almas para el templo de la eternidad, ellas son los instrumentos que
las hacen brillar gloriosas como piedras preciosas. Maldecir a Dios y morir, es
el camino más fácil. Es la ley del menor esfuerzo la que nos induce a obrar de
esta forma. Pero Dios nos ha llamado a la lucha en medio de la prueba.
Confiemos, Cristo ha vencido al mundo.
Oración:
Gracias, Señor, por tus promesas. Permítenos recordarlas en medio de
nuestras pruebas. Amén.
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