Friday,
February 8
PREPARE FOR THE EVIL DAY
PSALM 27:1-5
The LORD is the stronghold of my life;
of whom shall I be afraid?
Psalm 27: 1b (NRSV)
It’s said that in everyone’s life there are good days and
bad days, and that it’s necessary to take the best advantage of the good ones,
because there’s no escaping the others.
In reading the 27th Psalm we realize that its
author, David, sees the evil day coming but expresses his confidence in God,
the true strength of life. His faith found in God a refuge symbolized as a
place of shelter, the tent or the rock. Therefore, he wasn’t afraid to think
about the day of trial.
Paul also, in the letter to the Ephesians, invokes that evil
day. Hence the need to prepare for a confrontation; on the one hand we must be
firm, and on the other, resist. Thus, it is necessary to be clothed with the whole
armor of God, which are resources that God puts at the disposal of his own for
a combat of such magnitude.
Of all those resources, we must take advantage especially of
Bible reading which feeds our soul, and of prayer which keeps us in direct and
close contact with God.
The secret of the believer’s strength is that God is there
for him, and that at all times he can be in touch with God. Then we will find
relief in due time.
Prayer: Lord, help me to
remember that you are always there for me. You are my rock and my protection.
Of whom shall I be afraid? Amen.
Translation by John
Potter
PREPARARNOS PARA EL DÍA
MALO
SALMO 27:1-5
El Señor es la fortaleza
de mi vida;
de quién he de
atemorizarme?
Salmo 27: 1
Se dice que en la vida
de toda persona existen días buenos y días malos, que es necesario aprovechar
al máximo los primeros, pues no se podrá escapar a los segundos.
Al leer el Salmo 27
comprendemos que su autor, David, veía venir el día malo, pero expresaba su
confianza en Dios, la verdadera fortaleza de la vida. Su fe encontraba en Dos
un refugio simbolizado por un lugar de abrigo: la tienda o la roca. Por lo
tanto, no temía al pensar en el día de la prueba.
Pablo también en la
carta a los Efesios evoca ese día malo. De ahí la necesidad de estar preparados
para una confrontación. Por una parte debemos estar firmes y por la otra
resistir. Para ellos es necesario estar revestidos de toda armadura de Dios,
que son recursos que Dios pone a disposición de los suyos para un combate de
tal magnitud.
De todos esos recursos
aprovechemos especialmente la lectura de la Biblia, la cual alimenta nuestra
alma; y de la oración que nos mantiene en contacto directo y cercano con Dios.
El secreto de la fuerza
del creyente es que Dios está ahí para él y que en todo tiempo puede ponerse en
contacto con Él. Entonces hallaremos el socorro en tiempo oportuno.
Oración: Señor, ayúdame a
recordar que siempre estás ahí para mí. Tú eres mi roca y mi protección. ¿De
quién temeré? Amén.
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