TUESDAY, MAY 26
GOD IS ALWAYS HERE
Psalm 34:4 and Isaiah 66:3
“I
sought the Lord and he answered me…”
Psalm 34:4a (CEB)
My mother was always someone very
special to me due to all of the love and kindness with which she taught
me. When my father was dying, I was with
him, observing how he agonized. Desperately
my mother read the Bible and passed her hands through his hair, kissing his
forehead and praying. Until this moment
I had never accepted that God existed, that there really was a living and all-powerful
God.
Something happened within me--I
remembered the Lord’s Prayer that I had learned as a girl and I began to repeat
it without stopping, over and over. Instantly
I saw this great God’s answer, and my father was full of much peace and gently
left this world.
I left from that hospital room,
looked for a place to sit under the stars of the dawn, a soft breeze surrounded
me and an almost imperceptible drizzle touched me. There was God in a sweet caress, saying to
me: “You are not alone. You called to me and I responded: I love you.”
Prayer: Our
Father, thank you for your unconditional love for your children. I beg for your mercy for those who suffer the
loss of a loved one. Amen.
Translation by Deborah McEachran
Mayo 26, martes
Dios siempre está ahí
Salmo 34:4 e
Isaías 66:3
“Busqué a Jehová y Él me oyó…”
Salmo 34:4
Mi madre
fue siempre alguien muy especial para mí por todo el amor y ternura con que me
educó. Al partir físicamente yo estaba junto a Él observando cómo agonizaba.
Desesperadamente mi madre le leía la Biblia y le pasaba la mano por sus
cabellos, besaba su frente y oraba. Yo hasta ese momento nunca había aceptado
que Dios existía, que era realmente un Dios vivo y todopoderoso.
Algo
ocurrió dentro de mí que recordé el Padre Nuestro que había aprendido de niña y
comencé a repetirlo sin cesar una y otra vez. Al instante vi la respuesta de
ese Dios tan grande que tenemos, mi padre fue lleno de mucha Paz y partió
apaciblemente de este mundo.
Salí de
aquella sala de Hospital, busqué un lugar para sentarme bajo el cielo
estrellado de la madrugada, una brisa muy suave me envolvía y una llovizna casi
imperceptible me tocó. Ahí estaba Dios en una dulce caricia, diciéndome: No
estás sola. Clamaste a mí y te respondíí, yo te amo.
Oración: Padre Nuestro gracias por tu amor incondicional por tus
hijos. Ruego por tu misericordia para aquellos que sufren la pérdida de un ser
querido. Amén
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