Friday, September 22
A SONG FROM THE HEART
PSALM 135:1-21
Sing praises to God’s name because it is beautiful!
Psalm
135:3 CEB
All of the
Psalms invite us to praise the Lord. In
the midst of pain, we could ask ourselves, “What are the things for which I
should praise God?” And there are so many.
In the Psalm
for today, David praised God for his blessings and for God’s faithful
accompaniment in his past. When we begin to praise God for what God has done in
the past, we end up giving thanks because we know that God will also be
faithful in the future.
Why not praise
the one who has transformed our lament into dancing?
Our present
circumstances should not be an obstacle to cultivate our relationship with God every
day through genuine praise and a life of prayer. Maybe you don’t feel like singing;
maybe you have never sung in your life, but try this: choose a Psalm, compose
your own melody and sing it to God. The melody, the tune, and the rhythm are
not important. What is important is that you express your praise to God.
Praising God
also has to do with a testimony that is faithful to God’s Word. Therefore, let
us praise God with our song, but also with concrete acts of love and service to
our neighbor and to all of God’s creation.
Prayer: Lord, give me the courage to overcome the
misfortunes of life and to have the strength to sing to you and to praise you
in the midst of them all. Amen.
Translation by Deborah
McEachran
UNA CANCIÓN DESDE EL CORAZÓN
SALMO 135:1-21
Cantad Salmos a su nombre, porque él es benigno
Salmo 135:3
Todos los Salmos nos invitan a alabar al Señor. En medio del dolor,
podríamos preguntarnos: “¿Cuáles son las cosas por las que debo alabar a Dios?”
Y son muchas.
En el Salmo de hoy, David alabó a Dios por sus bendiciones y la compañía
fiel en su pasado. Cuando comenzamos a alabar a Dios por lo que Él ha hecho en
el pasado, terminamos agradeciéndole porque sabemos que también será fiel en el
futuro.
¿Por qué no alabar a quien a transformado nuestro lamento en danza?
Nuestras circunstancias presentes no deberían ser un obstáculo para
cultivar diariamente nuestra relación con Dios, a través de una alabanza
genuina y una vida de oración. Puede que no sientas la inclinación a cantar,
puede que nunca hayas cantado en tu vida, pero intenta esto: escoge un salmo,
compón tu propia melodía y cántaselo a Dios. La melodía, el tono y el ritmo no
importan. Lo que importa es que le expreses tu alabanza a Dios.
Alabar a Dios tiene que ver también con un testimonio fiel a su palabra.
Alabemos a Dios pues, con nuestro canto, pero también con gestos concretos de
amor y servicio al prójimo y a toda su creación.
Oración: Señor, dame el valor de sobreponerme ante las
desgracias de la vida y tener fuerzas para cantarte y alabarte en medio de
todas ellas. Amén.
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