Tuesday,
September 19
WHY DOES GOD DO NOTHING?
JOB 23: 1-7
Today my complaint is again bitter…
Job 23:2 CEB
Obviously God sympathizes with his sons and daughters when they
suffer grief and anger. He is totally available to listen to our expressions of
anger while we are drowning in our pain.
It is not a sin during these times to ask God about the difficult
situations we pass through. It is human. We are concerned about justice, and
when we find ourselves the recipient of something unjust, we get angry. Since
God is all-powerful and could have kept it from happening, often we direct our
anger toward Him as Job did.
Not only personal crises get us upset, but on occasion we feel
called to fight social injustice. We think about how many children die as
victims of cancer, war, or hunger. For these situations, we reproach God, but instead
we should look at ourselves. Each of our actions, such as consumerism, daily
violence, and harm to the environment, has consequences that we cannot imagine.
On the other hand, we should recognize that at times anger over our condition
makes us forget that God always has been with us. In 1 Peter 1:5-7 we read that
the trials that bring us grief can serve to purify our faith. Romans 8:28 says
that in all things God works for the good of those who love him.
However, even though these propositions are true, they still do not
answer all the questions that we face in times of loss and pain. The call of
God is to trust in Him in the darkness as well as we do in the light. God has
not changed, even though our circumstances have been painfully altered.
Prayer: Thank you, God, for your understanding when I get
angry with you. I ask for your comfort and peace to traverse the times of
suffering and grief. Amen.
Translation by Deborah
McEachran
¿POR QUÉ DIOS NO HACE NADA?
JOB 23: 1-7
Hoy también hablaré con
amargura…
Job 23:2
Obviamente Dios es comprensivo
con sus hijos e hijas cuando sufren el desconsuelo y se enojan. Él está
totalmente dispuesto a escuchar nuestras expresiones de enojo mientras
desahogamos nuestro dolor.
No es pecado que en ocasiones
preguntemos a Dios acerca de las situaciones difíciles por las que atravesamos.
Es humano. Nos preocupa la justicia, y cuando nos encontramos con algo injusto,
nos enojamos. Dado que Dios es Todopoderoso y que podría haber impedido ese
hecho, a menudo dirigimos nuestro enojo hacia Él como lo hizo Job.
En realidad, no solo las
crisis personales nos inquietan, en ocasiones nos sentimos llamados a luchar por
las injusticias sociales. Pensamos en
cuántos niños mueren víctimas del cáncer, guerras, o de hambre. Ante estas
situaciones increpamos a Dios, pero siempre debemos dirigir la mirada hacia
nosotros mismos, cada una de nuestras acciones: el consumismo, la violencia
cotidiana, el daño a la creación, tiene consecuencias que no somos capaces de
imaginar. Por otra parte, debemos reconocer que en ocasiones el enojo por
nuestra condición nos hace olvidar que Dios siempre ha estado con nosotros. En
1 Pedro 1:5-7 leemos que las pruebas que nos traen desconsuelo podrían servir
para purificar nuestra fe. Romanos 8:28 dice que Dios hace que todas las cosas
resulten para bien.
No obstante, aunque estos
propósitos positivos son ciertos, aun así, no responden todas las preguntas que
enfrentamos en tiempos de pérdida y dolor. El llamado de Dios es confiar en Él
en la oscuridad así como lo hacemos en la luz. Él no ha cambiado, aunque
nuestras circunstancias hayan sido dolorosamente alteradas.
Oración: Gracias Dios, por
tu comprensión cuando me enojo contigo. Te pido consuelo y paz para atravesar
los momentos de sufrimiento y desconsuelo. Amén.
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