Thursday, September 7, 2017

Thursday, September 7 TEACHER AND LORD John 13:11-20

Thursday, September 7
TEACHER AND LORD
JOHN 13:11-20

You call me Teacher and Lord–
and you are right, for that is what I am.(NRSV)
John 13:13

The Jewish tradition is very present in this dialogue between Jesus and his disciples. In Palestine the people were accustomed, as is the case today, to bathe before going out and attending a feast. When they arrived at the house of their host there was no additional need to take another bath, but only to wash their feet. Washing the feet was the ceremony that preceded entry into the house of the host.

Jesus uses the image and tells Peter that the act of washing the feet is indispensable to enter not only the house of an impromptu host, but that of the one who is Master of the eternal house. We cannot be sure that Peter was able to receive the message, but his immediate reaction leads us to believe that he correctly assessed Jesus’ words and prepared to carry out the ceremony.

Obviously, this passage complements the previous one. The expression of humility and solidarity with one another makes sense when it bypasses the barrier of human horizontality and invades God’s verticality. Jesus is our Teacher and our only Lord, and he invites us to come into his house purified, in that place, in John’s words, that he went to prepare for each of us.

We invite you in the name of the Lord and Teacher to shake the dust and mud from your feet and to enter and dwell in the house of him who always has a place to receive you and to lodge the one who seeks him.


Prayer: Thank you, Lord, that you are also Teacher and that you show us the path that leads to the house of the eternal God.  Amen.

 Translation by John Potter

MAESTRO Y SEÑOR
JUAN 13:11-20

Vosotros me llamáis Maestro,
 y Señor; y decís bien, porque lo soy
Juan 13:13

La tradición judía está muy presente en este diálogo entre Jesús y sus discípulos. En Palestina la gente acostumbraba, como hoy, a bañarse antes de salir y asistir a una fiesta. Cuando llegaban a la casa de su anfitrión, no necesitaban, desde luego, tomar otro baño, bastaba con que se lavaran los pies. El lavado de los pies era la ceremonia que precedía la entrada a la casa del invitado.

Jesús usa la imagen y le indica a Pedro que el acto de lavarse los pies es indispensable para poder entrar, no ya en la casa de un anfitrión improvisado, sino de aquel que es el Señor de la casa eterna. No podemos asegurar que Pedro fue capaz de captar el mensaje, pero su inmediata reacción nos lleva a pensar que valoró correctamente las palabras de Jesús y se dispuso a realizar la ceremonia.

Obviamente este pasaje complementa al anterior. La expresión de humildad y de solidaridad de los unos con los otros toma sentido cuando pasa la frontera de la horizontalidad humana e invade la verticalidad de Dios.

Jesús es nuestro Maestro y nuestro único Señor, y nos invita a entrar purificados en su casa, en aquel lugar que, con el propio decir de Juan, fue a preparar para cada uno de nosotros.

Te invitamos en nombre del Señor y Maestro sacudir el polvo o el fango de tus pies y entrar a morar en la casa de aquel que siempre tiene un espacio para recibir y hospedar al que le busca.

Oración: Gracias Señor, porque además eres Maestro y nos muestras el camino que conduce a la casa del Dios eterno. Amén.



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