Friday, July 27
DON’T WORRY ABOUT SMALL
THINGS
ROMANS 8:16-25
I consider that our
present sufferings are not worth comparing with the glory that will be revealed
in us.
Romans 8:18
When a woman is
pregnant, the nine months until her delivery seem an eternity: she’s
uncomfortable, nauseous, and swollen. And at the end there are hours of pain
and suffering when giving birth.
But then when she holds
the beautiful baby in her arms the memory of any pain fades into a distant
memory. The pleasure of seeing that little face of the beloved baby fills her
heart and mind so fully that it erases any shadow of discomfort and suffering.
The years of happiness that the baby will bring are much longer than the months
of the pregnancy or the hours of the delivery.
This is like the
Christian life. Life is like pregnancy and birth. But this life is not the end,
it is only the beginning, the preparation. Our years here are but a moment in
comparison with eternity. Don’t worry when life becomes difficult. It will not
last forever. Some day we will leave it all behind to immerse ourselves in
God’s complete and perfect life. All this life’s pain will be lost in
comparison with the total peace we will experience forever.
Prayer: God of life, thank you for your promise
of eternal love and peace. Help us to see life’s difficulties from the
perspective of your eternity. Amen.
Translation by George Meek
NO
TE PREOCUPES POR PEQUEÑECES
ROMANOS
8:16-25
De
hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la
gloria que habrá de revelarse en nosotros.
Romanos
8:18
Cuando una mujer
está embarazada, esos nueve meses hasta
que da a luz parecen una eternidad: está incómoda, tiene náuseas, está
hinchada. Y al final son horas de doloroso parto y sufrimiento.
Pero después
sostiene en sus brazos esa hermosa criatura y
el recuerdo de cualquier dolor desaparece y pasa a un segundo plano tan
lejano que apenas se recuerda. El gozo de ver cara a cara a esa personita a la
que ama le llena el corazón y la mente de una manera tan completa, que
borra cualquier sombra de incomodidad y
sufrimiento. Además, los años de gozo y
realización que ese niño o niña trae son mucho más largos que los meses de
embarazo o las horas del parto.
Así es la vida
cristiana. La vida es como el embarazo y el parto. Pero esta vida no es el
final, es tan solo el comienzo, la preparación. Nuestros años aquí solo son un
momento comparados con la eternidad.
Cuando la vida sea difícil, no te preocupes. No durará para siempre. Un día lo
dejaremos todo atrás para inundarnos de su amor completo y perfecto. Todo el
dolor de esta vida se perderá en comparación con la completa paz que
experimentaremos por siempre y para siempre.
Oración: Dios de vida, gracias por
la promesa de amor y paz eternos. Ayúdanos a
mantener las dificultades de la vida en la perspectiva de tu eternidad. Amén.
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