Tuesday, July 3
WE TRUST IN GOD
AND RISE ON WINGS
ISAIAH 40:28-31
but those who wait
for the LORD shall renew their strength,
they shall mount up with wings like eagles…
Isaiah 40:31a (nrsv)
Arctic Terns
leave from a point a few degrees from the North Pole. Crossing two hemispheres,
they reach Antarctica itself, but perhaps that is not so astonishing as the
return. They have to fly 17,000 km day and night solely on the strength of
their wings. Nevertheless, they will do all that to return to the exact same
place where the year before they left their nest. And they will fly over waves
that would wreck many a ship, overcome storms that the most modern of aircraft
would not approach, and leave behind icy regions that would defeat expeditions
equipped with the greatest technology. They won’t be tempted by tropical
shores. Their destiny is in the North, and sooner or later they will arrive
there exactly as planned.
If the
humble tern can exert all this effort to achieve its goal, why can’t we also do
the same? We have the wings of our souls to drive us towards what we need. We
have the Holy Spirit that guides us on this journey and accompanies us during
its duration. We must draw from our inner strength not to give up either by day
or by night. We must not succumb to the temptation to alight on easy shores.
Nor do we believe that our flights will be exempt from storms or tempests, but
our call to achieve the goal, the objective, must be stronger. Although for
much of the time we see only the froth of waves that would confound and dismay
us, we are sure that we will arrive.
The humble
tern does it. You can do it also.
We must not
concentrate solely on our limitations, on what we lack; we must trust in God
and we will rise in flight.
Prayer: Beloved God, let us in this day be like the terns that do
not cease in their efforts to cross the sea. Lead us with your Holy Spirit so
that we may not falter amid difficulty. Amen.
Translation by
John Potter
CONFIEMOS EN DIOS Y ALCEMOS EL VUELO
ISAÍAS 40:28-31
Pero los que confían en el Señor,
recobran las fuerzas y levantan el vuelo…
Isaías 40:31a
Las golondrinas del mar
salen desde algún punto a pocos grados del polo norte. Cruzando dos hemisferios
llegarían a la mismísima Antártica. Pero tal vez eso no asombre tanto como el
regreso. Deben volar 17 000 kilómetros con la sola fortaleza de sus propias
alas, y hacerlo de día y de noche. Sin embargo, todo eso lo harán para llegar
al mismo punto exacto donde el año anterior dejaron su nido. Y volarán por
sobre las olas que podrían hacer naufragar a muchas embarcaciones, sortearán
tormentas a las que el más moderno de los aviones no se atrevería, dejarán
atrás heladas zonas capaces de hacer fracasar a las expediciones equipadas con
la mayor tecnología. No se dejarán tentar por costas tropicales. Su destino
está al norte; y más tarde o más temprano allí llegarán, exactamente como se lo
habían propuesto.
Si la humilde golondrina
del mar puede realizar todos estos esfuerzos por lograr su objetivo ¿Por qué no
lo lograremos nosotros? Tenemos las alas de nuestras almas para impulsarnos
hacia lo que haga falta. Tenemos el Espíritu Santo que nos guía en este camino
y nos acompaña durante el trayecto. Tendremos que sacar de nuestro interior la
fortaleza para no cejar en nuestro intento ni de noche ni de día. No debemos
dejarnos tentar por descender a las costas fáciles. Tampoco creer que nuestros
vuelos estarán exentos de tormentas o tempestades. Pero nuestro llamado a
llegar a la meta, al objetivo, debe ser más fuerte. Aunque durante mucho tiempo
al mirar veamos solo olas encrespadas queriéndonos confundir y hacer desmayar,
estemos seguros de que llegaremos.
La humilde golondrina
llegó. Tú también lo harás.
No nos concentremos
tanto en nuestras limitaciones y en lo que nos falta, confiemos en Dios y
alcemos el vuelo.
Oración: Dios amado, permítenos en el día de hoy ser como
las golondrinas que no cesan en su empeño por cruzar el mar. Guíanos con tu
Santo Espíritu para que nuestra fe no decaiga aun en medio de las dificultades.
Amén.
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