Wednesday, July 11
GOOD GIFTS
MATTHEW 7:9-11
If you, then, though
you are evil,
know how to give good
gifts to your children,
how much more will
your Father in heaven
give good gifts to
those who ask him! (NIV)
Matthew 7:11
Caring for our
children is a parental instinct that comes from God. Even the parents who seem
to have little patience are accustomed to try to provide the basics. That said,
although parents may not fulfill all the expectations, God always will.
God loves us and
delights in caring for us. When our own children are tired, hungry, or suffer,
we don’t want them running to a stranger in search of comfort. We want them to
come to us, so that they snuggle in our arms, and that they trust that we care
about them.
In this sense God is
no different. Nevertheless, sometimes our children ask us for things that we
know could harm them. Perhaps, like a two-year-old who becomes fascinated by a
sharp knife that he sees us using in the kitchen, and although he throws the
greatest tantrum of the century, we will not give it to him. Even so, he will
not understand that we are not giving it to him because we love him.
We also allow
ourselves to be distracted and enamored by shiny things. We frequently see
something that seems enthralling, and we want it. And when God doesn’t give it
to us we are frustrated, but we can always trust in the divine heart. We can
know that when he withholds things that we believe will bring us happiness, he
does it for love and for our own good.
Prayer: God of life, thank
you for supplying all my necessities and many of my desires. May I accept your
will even though I may not understand it. Amen.
Translation by John
Walter
BUENOS
REGALOS
MATEO
7 :9-11
Pero
si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas
a
sus hijos, ¡Cuánto más su Padre que está en el cielo
dará
cosas buenas a los que le pidan!
Mateo
7:11
Cuidar
de nuestros hijos es un instinto maternal que viene de Dios. Hasta los padres
que parecen tener poca paciencia suelen intentar proveer lo básico. Con todo,
aunque los padres no cumplan todas las expectativas, Dios siempre lo hará.
Dios
nos ama y se deleita cuidando de nosotros. Cuando nuestros propios hijos están
cansados, hambrientos o sufren, no queremos que corran a un extraño a buscar consuelo.
Queremos que vengan a nosotros, que se acurruquen en nuestros brazos y que
confíen en que nosotros nos preocupamos por ellos. En ese sentido, Dios no es
diferente.
No
obstante, algunas veces nuestros hijos nos piden cosas que sabemos podrían
perjudicarles. Puede que un niño de dos años quede fascinado por un afilado
cuchillo que nos vea usándolo en la cocina; y aunque monte la mayor perreta del
siglo no se lo daremos. Aun así, no entenderá que no se lo damos por amor a él.
Nosotros
también nos dejamos distraer y enamorar por cosas brillantes. Con frecuencia
vemos algo que parece apasionante y lo queremos. Nos frustramos cuando Dios no
nos lo da. Pero siempre podemos confiar en el corazón divino. Podemos saber que
cuando Él retiene cosas que nosotros creemos nos aportarán felicidad, lo hace
por amor y por nuestro propio bien.
Oración:
Dios de la vida, gracias por suplir todas mis
necesidades y muchos de mis deseos. Permite que acepte tu voluntad, aunque no
la comprenda. Amén.
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