Wednesday, July 4
Celebration
of the Mission Church at CANIP
YOUR ACTIONS SPEAK
LOUDER
LUKE 6:43-45
. . . for each tree is
known by its own fruit.
Figs are not
gathered from thorns,
nor are grapes
picked from a bramble bush.
Luke 6: 44 (NRSV)
Once a man
was preaching in church and when he was at the heart of his message, someone
seated in the back rows shouted, “I can’t hear you!” The preacher spoke louder,
but the person insisted, “I can’t hear you!” A bit upset, the preacher asked
the person at the audio controls to raise the volume, but the same person
continued to shout, “I can’t hear you!” Indignant, the preacher asked, “Do you
have a problem with your ears, or what’s going on?” The person replied, “No,
what’s happening is that what you do prevents me from hearing what you say.”
This
happens often. It’s easier to talk about the gospel than to live it, because
living it commits us to a change in our lives, and change is always costly. To
live out what we claim to be is the only way to convince others that what we
believe is worthwhile. A full and committed life has more power than a thousand
speeches. Less talking and more living will allow people to remember us by the
fruits of our lives, and the impact we have on other people through the quality
of the faith life we have.
Prayer: Jesus, give me strength to live out your presence in me.
Let our witness be coherent in every moment of our lives. Amen.
Translation by John Potter
Celebración de la Iglesia Dependiente del
CANIP
TUS ACCIONES HABLAN MÁS ALTO
LUCAS 6:43-45
Porque cada árbol se conoce por sus frutos.
No se cortan higos de los espinos,
ni se vendimian uvas de las zarzas
Lucas 6: 44
Una vez un hombre
predicaba en una iglesia, y cuando estaba en lo mejor del mensaje, una persona
sentada en las últimas bancas le gritó, “¡No se oye!” El predicador aumentó el
tono de su voz, pero la persona insistía, “¡No se oye!” Un poco molesto, el
predicador le pidió al de los controles de sonido que aumentara el volumen,
pero la misma persona volvía a gritar, “¡No se oye!” Indignado, el predicador
le dijo a la persona, “¿Tienes problemas en los oídos, o qué te pasa?” La
persona le contestó: “No, lo que pasa es que lo que haces no me deja oír lo que
dices.”
Así ocurre muchas veces:
es más fácil hablar del evangelio que vivirlo porque el vivirlo nos compromete
a un cambio en nuestras vidas y los cambios siempre cuestan. Vivir lo que
decimos que somos es la única forma de convencer que lo que creemos vale la
pena; una vida plena y comprometida impacta más que mil discursos así que menos
palabrería y más vida porque nos recordarán por nuestros frutos y el impacto
que tengamos en otras personas por la calidad de vida de fe que tengamos.
Oracion: Jesús, dame
valor para vivir tu presencia en mí. Permite que nuestro testimonio sea
coherente en cada momento de nuestras vidas. Amén.
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