Saturday, July 28
MY STRENGTH
PSALM 18:1-7
I love you, Lord, my strength.
Psalm 18:1
The Psalmist must have
felt overwhelmed when he said these words, and we often feel that way, too. At
times like that we often don’t have strength even to pray. We don’t know what
to say to God, and we lack the energy to form the words or the right thoughts. That’s
when we need to keep it simple: “I love you, Lord.” That’s all we need to say.
When we say these three
little words to God, we turn his ear and his heart to us. When we murmur our
love for him, even though we lack the strength to say another word, he appears
and becomes our strength. He surrounds us with his powerful arms, beckons us to
his lap of love and consolation, and pours his life and his love in our spirit.
Actually, it is at
these times of weakness when we don’t have anything more to offer God that he
becomes strong within us. He longs for our love above all else. When we give it
to him, no matter how weak we feel, he gives us strength.
Prayer: Beloved God, sometimes
I feel too weak to carry on. But Lord, I love you even then. I know that in my
moments of weakness, you are my strength. Amen.
Translation by George Meek
MI
FUERZA
SALMO
18:1-7
¡Cuánto
te amo, Señor, fuerza mía!
Salmo
18:1
Seguramente el
salmista se sentía abrumado al pronunciar estas palabras y así nos sentimos
muchas veces. En momentos como estos a menudo
no tenemos la fuerza ni siquiera para orar. No sabemos qué decirle a
Dios y no tenemos la energía para formular las palabras o los
pensamientos correctos. Es entonces cuando necesitamos simplificar: “Te
amo, Señor.” es todo lo que necesitamos decir.
Cuando
pronunciamos esas tres pequeñas palabras a Dios, inclinamos su oído a nosotros,
inclinamos su corazón a nosotros. Cuando le susurramos nuestro amor por Él,
aunque no tengamos la fuerza de pronunciar otra palabra, Él aparece y se convierte en nuestra fuerza. Nos rodea con sus
poderosos brazos, nos atrae a su regazo de amor y consuelo, y derrama su vida y
su amor en nuestro espíritu.
En verdad, es en
esos momentos de debilidad cuando no tenemos nada más que ofrecerle a Dios,
cuando Él se hace fuerte en nosotros. Anhela nuestro amor por encima de todo lo
demás. Cuando lo damos, por débiles que podamos sentirnos, Él se convierte en
fuerza para nosotros.
Oración:
Amado Dios, a veces me siento débil
como si no pudiera seguir. Pero Señor, te amo incluso entonces. Sé que
en mis momentos de debilidad, tú eres mi fuerza. Amén.
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