Wednesday, July 25, 2018

Wednesday, July 25 WHY PRAISE GOD? ACTS 16:25-31


Wednesday, July 25
        WHY PRAISE GOD?
ACTS 16:25-31

Though he slay me, yet will I hope in him;
I will defend my ways to his face.
Job 13:15

Many of us ask ourselves: How can I praise God when everything in my life is falling to pieces? Who has not reflected on this question at times of defeat, desperation, or pain?

In the book of Acts, Paul and Silas, under Roman law, were publicly whipped and badly beaten for their faith. Then they were imprisoned. Despite their bloody backs and their feet in stocks, they sat unbeaten in their dirty cell. Rather than question God’s intentions or apparent lack of protection for them, the Scriptures say that around midnight: Paul and Silas prayed and sang hymns to God. 

The power of prayer and praise led to their liberation. The prison doors flew open and everyone’s chains came loose. What’s more, the jailer and his family accepted Christ, and these ardent believers testified to other prisoners.

It is difficult to praise God when our problems are more pressing than a crowd leaving a burning building. But that is precisely when we need to praise him more. We are waiting for our circumstances to change, while God wants to change us in spite of them. Praise accompanied by prayer in our darkest moments is what moves God’s powerful hand to work in our heart and in our life.

How can we pray and praise God when everything is going wrong?  The more important question should be: How can we fail to do it?

Prayer: Jesus, help me to pray to you and praise you despite my circumstances. Amen.

Translation by George Meek


        ¿POR QUÉ ALABAR A DIOS?
HECHOS 16:25-31

He aquí, aunque él me matare, en él esperaré, no obstante,
defenderé delante de él mis caminos.
Job 13:15

Muchos de nosotros nos hacemos esta pregunta: ¿Cómo podemos alabar a Dios cuando todo en mi vida se cae a pedazos? ¿Quién no ha reflexionado en esta pregunta en momentos de derrota, desesperación o dolor?

En el libro de los Hechos, Pablo y Silas, bajo la ley romana, fueron azotados en público y gravemente golpeados por su fe. Después fueron encarcelados. A pesar de sus espaldas ensangrentadas y sus pies esposados, se sentaron en una sucia celda invictos. Más que cuestionar las intenciones de Dios o su aparente falta de protección, las Escrituras declaran que alrededor de la medianoche: Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios. 

El poder de la oración y la alabanza resultó en completa liberación. Las puertas de la prisión se abrieron de par en par y sus cadenas se soltaron. Y, lo que es más, el carcelero y su familia aceptaron a Cristo, y estos ardientes creyentes fueron capaces de dar testimonio a otros presos.

Es difícil alabar a Dios cuando los problemas presionan más fuerte que una multitud saliendo de un edificio incendiado. Pero ese es el momento de alabarle más. Esperamos que nuestras circunstancias cambien, mientras que Dios desea cambiarnos a nosotros a pesar de ellas. La alabanza emparejada con la oración en nuestros momentos más oscuros es lo que mueve la mano poderosa de Dios para que obre en nuestro corazón y nuestra vida.

¿Cómo podemos orar y alabar a Dios cuando todo va mal?  La pregunta más grande debería ser: ¿Cómo podríamos no hacerlo?

Oración: Jesús, ayúdame a orar y alabarte a pesar de mis circunstancias. Amén.



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