Wednesday, July 25
WHY PRAISE GOD?
ACTS 16:25-31
Though he slay me, yet will I hope in
him;
I will defend my ways to his face.
Job 13:15
Many of us ask ourselves: How can I praise God when everything
in my life is falling to pieces? Who has not reflected on this question at
times of defeat, desperation, or pain?
In the book of Acts, Paul and Silas, under Roman law, were
publicly whipped and badly beaten for their faith. Then they were imprisoned. Despite
their bloody backs and their feet in stocks, they sat unbeaten in their dirty
cell. Rather than question God’s intentions or apparent lack of protection for
them, the Scriptures say that around midnight: Paul and Silas prayed and
sang hymns to God.
The power of prayer and praise led to their liberation. The
prison doors flew open and everyone’s chains came loose. What’s more, the
jailer and his family accepted Christ, and these ardent believers testified to
other prisoners.
It is difficult to praise God when our problems are more
pressing than a crowd leaving a burning building. But that is precisely when we
need to praise him more. We are waiting for our circumstances to change, while
God wants to change us in spite of them. Praise accompanied by prayer in our
darkest moments is what moves God’s powerful hand to work in our heart and in
our life.
How can we pray and praise God when everything is going wrong? The more important question should be: How
can we fail to do it?
Prayer: Jesus,
help me to pray to you and praise you despite my circumstances. Amen.
Translation by George Meek
¿POR QUÉ ALABAR A DIOS?
HECHOS 16:25-31
He aquí, aunque él me matare, en
él esperaré, no obstante,
defenderé delante de él mis
caminos.
Job 13:15
Muchos de nosotros nos hacemos esta pregunta:
¿Cómo podemos alabar a Dios cuando todo en mi vida se cae a pedazos? ¿Quién no
ha reflexionado en esta pregunta en momentos de derrota, desesperación o dolor?
En el libro de los Hechos, Pablo y Silas, bajo la
ley romana, fueron azotados en público y gravemente golpeados por su fe.
Después fueron encarcelados. A pesar de sus espaldas ensangrentadas y sus pies
esposados, se sentaron en una sucia celda invictos. Más que cuestionar las
intenciones de Dios o su aparente falta de protección, las Escrituras declaran
que alrededor de la medianoche: Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a
Dios.
El poder de la oración y la alabanza resultó en
completa liberación. Las puertas de la prisión se abrieron de par en par y sus
cadenas se soltaron. Y, lo que es más, el carcelero y su familia aceptaron a
Cristo, y estos ardientes creyentes fueron capaces de dar testimonio a otros
presos.
Es difícil alabar a Dios cuando los problemas
presionan más fuerte que una multitud saliendo de un edificio incendiado. Pero
ese es el momento de alabarle más. Esperamos que nuestras circunstancias
cambien, mientras que Dios desea cambiarnos a nosotros a pesar de ellas. La
alabanza emparejada con la oración en nuestros momentos más oscuros es lo que
mueve la mano poderosa de Dios para que obre en nuestro corazón y nuestra vida.
¿Cómo podemos orar y alabar a Dios cuando todo va
mal? La pregunta más grande debería ser:
¿Cómo podríamos no hacerlo?
Oración: Jesús, ayúdame a orar y
alabarte a pesar de mis circunstancias. Amén.
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