Friday,
November 23
LIKE
THE AIR THAT YOU BREATHE
PSALM
42:1-5
As
the deer pants for the streams of water,
Psalm 42:1 NIV
A disciple asked his wise teacher:
“Teacher, I want to find God.”
The teacher did not respond. As
it was very hot, he told him to accompany him to take a swim in the river. When both were already in the water, the
teacher grabbed the disciple with force and held his head under the water.
Lacking air, the young man struggled desperately for a few moments,
until finally the teacher let him return to the surface. Afterwards, he asked him what was it that he
had most wanted while he was under the water.
“Air,” responded the disciple.
“And do you want God with the same desperation that you had for air when
you were under the water?” asked the
teacher. “If you want God like this, you
will find God. But if you don’t feel a
deep need for God, then reasoning and books will not serve you. You will not find God, unless you desire it
with the same vehemence as the need for the air you breathe.”
As the psalmist says, and as we learn from this story, we recognize the
need that we have for God and look for him with boldness.
Prayer:
Good God who has given us life, allow us to be able to live recognizing that
you are the only one we need. Amen.
Translation by Deborah McEachran
COMO EL AIRE QUE RESPIRAS
SALMO 42:1-5
Como ciervo que brama por las
corrientes de agua,
así mi alma clama por ti, mi Dios
Salmo
42:1
Un discípulo
pidió a su sabio maestro: —Maestro, quiero encontrar a Dios.
El maestro no
respondió. Como hacía mucho calor, le dijo que lo acompañara a darse un baño en
el río. Cuando ambos estaban ya dentro del agua, el maestro agarró con fuerza
al discípulo y le mantuvo la cabeza debajo del agua.
Al faltarle el
aire, el joven se debatió con desespero por unos instantes, hasta que
finalmente el maestro lo dejó volver a la superficie. Después le preguntó qué
era lo que más había deseado mientras estaba debajo del agua.
—Aire —respondió
el discípulo—¿Y deseas a Dios con el mismo desespero con el que deseabas aire
cuando estabas bajo el agua? —le preguntó el maestro—Si lo deseas así, lo
encontrarás. Pero si no sientes una necesidad apremiante de él, de nada te
servirán los razonamientos y los libros. No encontrarás a Dios, a menos que lo
desees con tanta vehemencia como el aire que respiras.
Así como lo expresa al salmista y
como aprendemos de esta historia, reconozcamos la necesidad que tenemos de Dios
y busquémosle con denuedo.
Oración: Dios bueno, tú nos has dado la vida, permite que podamos
vivir reconociendo que sólo a ti te necesitamos. Amén.
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