Tuesday, November 27, 2018

Tuesday, November 27 SEND ME ISAIAH 6:1-10


Tuesday, November 27
SEND ME
ISAIAH 6:1-10

Then I heard the voice of the Lord saying,
“Whom shall I send? And who will go for us?”
And I said, “Here am I. Send me!”
Isaiah 6:8 (NIV)

The Bible is full of dialogues between God and human beings. In the beginning God asked: Where are you? And the creature fled from the presence of his Creator. Later God asked: Where is your brother? A question that the human being evaded, trying to escape responsibility. Another day, in front of a burning bush, God said to a crude man: Moses, Moses, but he did not want to hear the great call to the huge task of liberating a people. The young man listened to God’s questions, Whom shall I send? And who will go for us? But his answer was easy, rapid, and decisive: Send me!
On a dusty road traveled by another young man from Jerusalem to Damascus, he heard the words of his God and responded docilely and humbly: Lord, what do you want me to do?
The history of human beings is a perpetual question of God to be answered by the free will of obedience, in a docile instrument of service and blessing to the world. God keeps asking each of his sons and daughters who will go? And God keeps waiting for our reply, sometimes in vain. Send me!

Prayer: Lord, help us to carry out the mission you have entrusted to us. Amen.

Translation by George Meek

ENVÍAME
ISAÍAS 6:1-10

Después oí la voz del Señor, que me decía:
¿A quién enviaré, y quien irá por nosotros?
Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí
Isaías 6:8

La Biblia está llena de diálogos entre Dios y el ser humano. En los comienzos Dios preguntó: ¿Dónde estás tú? Y la criatura huyó de la presencia de su Creador. Más adelante Dios volvió a preguntarle: ¿Dónde está tu hermano? Pregunta que ha sido evadida por el ser humano tratando de escapar a su responsabilidad. Otro día, ante una zarza ardiente, Dios le dijo a un hombre rudo: Moisés, Moisés, pero él no quería escuchar el llamamiento grande a una tarea colosal de libertar un pueblo. El joven escuchó la pregunta de Dios ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? pero su respuesta fue fácil, inmediata y decidida: Envíame a mí
En el polvoriento camino que recorría otro joven de Jerusalén a Damasco, oyó las palabras de su Dios y él respondió dócil y humildemente: Señor, ¿Qué quieres que yo haga?
La historia del ser humano es una perpetua pregunta de Dios para ser respondida en la libre voluntad de una obediencia, en un instrumento dócil de servicio y bendición al mundo. Dios sigue preguntando a cada uno de sus hijos e hijas ¿Quién irá? Y Dios sigue esperando, a veces inútilmente. Envíame a mí.

Oración: Señor, ayúdanos a cumplir la misión que nos encomendaste. Amén.


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