Tuesday,
November 6
DON’T WEEP
LUKE 7:11-17
When the Lord saw her, he had compassion for her and said to
her,
Do not weep.
Luke 7:13 (NRSV)
How can you say to someone who is in pain, don’t cry? How to
say to that mother who lost a son in an accident not to shed tears of anguish for
the absent life? How can we say to those who feel betrayed, hurt, insulted by
different causes to choke off the sorrows that flow like seas from their eyes
and their soul? How can we say to whoever reads these lines that they shouldn’t
cry when sadness fills their hearts?
Nevertheless, seeing the pain of the woman, Jesus approaches
her with compassion and begs her, don’t weep! Her pain was his pain. Everyone’s pain becomes
Jesus’ pain. Therefore, he can ask for everything we cannot and should not. He
can ask that we stop crying because He makes our tears, our anxieties, our
afflictions, our pain, our weakness, our disillusion his own.
Don’t cry, Jesus asks
us. Not because a miracle is always possible, not because our loved ones are
going to return to life or because their illness will disappear, or because the
struggles are going to end or because the tensions will be resolved. Don’t
cry! Because on your path there is one who walks with you, who understands
you, who loves you, who embraces you, and who caresses your soul. Because He,
Jesus, understands your need, sees your tears, feels your pain and comes to you
and tells you, Don’t weep!
Prayer: Good Jesus, give
me the strength amid others’ sufferings to help them in their pain. Give me the
wisdom to make them see that they are not alone in their pain, but that you are
at their side. Amen.
Translation
by John Potter
NO LLORES
LUCAS 7:11-17
Jesús le dijo: No llores
Lucas 7:13
¿Cómo decirle a alguien
que sufre que no llore? ¿Cómo decirle a esa madre que perdió un hijo en un
accidente que no derrame sus lágrimas de dolor por la vida ausente? ¿Cómo
pedirle a quien se siente traicionado, lastimado, insultado por diversas
causas, que ahogue las penas que le brotan a mares por los ojos y por el alma? ¿Cómo
decirle a quien está leyendo esas líneas que no llore cuando la tristeza se
instala en su corazón?
Sin embargo, Jesús, al
ver el dolor de la mujer, se acerca con compasión, y le ruega: ¡No llores!
El dolor de la mujer es el dolor de Jesús. El dolor de cada persona se
convierte en el dolor de Jesús. Por eso, Él puede pedir aquello que nosotros no
podemos ni debemos. Él puede pedir que dejemos de llorar, porque Él hace suyas
nuestras lágrimas, nuestras angustias, nuestras aflicciones, nuestro dolor,
nuestra impotencia, nuestra desilusión.
¡No llores! Nos pide Jesús. No
porque el milagro sea siempre posible, no porque nuestros seres queridos
vuelvan a vivir o porque la enfermedad va a desaparecer, o porque las luchas se
van a terminar o porque las tensiones se van a resolver. ¡No llores!
Porque en tu caminar hay uno que te acompaña, que te entiende, que te ama, que
te abraza y que te acaricia el alma. Porque Él, Jesús, conoce tu necesidad, ve
tus lágrimas, siente tu dolor y viene a ti y te dice: ¡No llores!
Oración: Jesús bueno, dame valor,
en medio del sufrimiento de otros, para ayudarles en su pena. Dame la sabiduría
para hacerles ver que no están solos en su pena, que tú estás a su lado. Amén.
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