Thursday, November 1
All Saints Day
MY BROTHER WOULD
NOT HAVE DIED
JOHN 11: 32-40
For if we have
been united with him in a death like his,
we will certainly be united with him in a resurrection like
his.
Romans 6:5 (NRSV)
Today, Christians remember with affection so many loved ones
who have gone before on the way and now enjoy the presence of the Lord;
according to the words of the visionary of Patmos we can affirm: Blessed
from now on are the dead who die in the Lord.
We know people who are deeply afflicted by the death of
family members. Often people who have prayed intercessions for health for their
loved ones, when a fatal outcome occurs, and they die, then hold it against God
believing that he has failed them and has not fulfilled his promises for health
and restoration. And if that is the case, they then find themselves in a
situation of rancor which generally culminates in their abandoning the faith.
For Mary, Lazarus’ sister, Jesus’ delay in responding to her
call when her brother was sick was what had allowed Lazarus to die. But Jesus
proclaimed a new kairos where God’s Reign breaks in and even death, that
last enemy, has no power over life. Today, we should live fully confident that
our faith in the Lord assures us a place together with him in his eternal
glory. We should live with this expectation. Life in God is life eternal, even
should death surprise us, it is abundant life to enjoy amid loss.
Prayer: Eternal God, we
remember those faithful servants who are no longer here. We give thanks for
their inspired lives and ask for the ability to be loyal and to know how to
console others in their moments of grief. Amen.
Translation by John Potter
Día de Todos los Santos
MI HERMANO NO HABRÍA
MUERTO
JUAN 11: 32-40
Si hemos estado unidos con él en su
muerte, sin duda
también estaremos unidos
con él en su resurrección
Romanos 6:5
En este día los
cristianos recordamos con afecto a tantos seres queridos que nos han precedido
en el camino y hoy gozan de la presencia del Señor, conforme a las palabras del
vidente de Patmos podemos afirmar: Bienaventurados de aquí en adelante los
muertos que mueren en el Señor.
Conocemos a personas que
se afligen en extremo ante la muerte de sus familiares. Muchas veces, personas
que han estado en oración intercesora por sanidad para sus seres queridos,
cuando ocurre un desenlace fatal y fallecen, entonces la emprenden contra Dios
al creer que les ha fallado y no ha cumplido sus promesas de sanar y restaurar.
Y si esto es así, se ven entonces en una situación de rencor que por lo general
culmina en un abandono de la fe.
Para María, hermana de
Lázaro, la demora de Jesús en responder a su llamada cuando su hermano estaba
enfermo era lo que había permitido que Lázaro hubiera muerto. Pero Jesús le
anuncia que hay un nuevo kairós donde el Reino de Dios irrumpe y aún la
muerte, ese enemigo postrero, no tiene poder sobre la vida. Hoy debemos vivir
confiados en que nuestra fe en el Señor nos asegura un lugar junto a Él, en su
eterna gloria. Debemos vivir con esa esperanza. La vida en Dios es vida eterna,
aunque la muerte nos sorprenda, es vida abundante, para disfrutarla aún en
medio de la pérdida.
Oración: Dios eterno, recordamos
aquellos siervos fieles que ya no están. Damos gracias por sus vidas
inspiradoras y pedimos por la capacidad de ser leales y saber consolar a otros
en sus momentos de duelo. Amén.
No comments:
Post a Comment