Saturday, March 23, 2019

Saturday, March 23 THE FLOWER CLOCK 2 CORINTHIANS 4:7-18


Saturday, March 23
THE FLOWER CLOCK
2 CORINTHIANS 4:7-18

Blossoms have appeared in the land…
Song of Songs 2:12 (CEB)

There are many strange and marvelous clocks in this world.  Very large ones like the famous Big Ben in London, and very little ones that require magnifiers to read the time.

But perhaps there is no clock that has been as famous as the clock of flowers that the great botanist Linneo constructed, using flowers that opened their petals at fixed hours.  So those lucky visitors to the garden, standing in front of the clock, could know the time by looking at which flower had most recently opened.  The interesting clock was visited by kings, statesmen, and the most prominent people of the day.

We are like a clock of flowers.  At the precise hour, when the Lord wants it, we should be ready to offer to the world the beauty and the fragrance of the life of Christ.  Each one of us is in a special spot in order to give the witness that the Lord desires.  No flower located by Linneo in his marvelous clock failed to open its petals at the exact hour that was set for it.  Let us not fail either, in the current time of the world, to express who we are in Christ in front of all human beings.

Prayer:  Our Lord and God, thank you for life, and for the constant recognition of your presence in my existence.  Help me to show this sanctified life to the world, so that others can be oriented toward you.  Allow me to be a beautiful and fragrant life for others.  Amen.

Translation by Deborah McEachran

EL RELOJ DE FLORES
2 CORINTIOS 4:7-18

Se han mostrado las flores
Cantares 2:12

Hay muchos relojes extraños y maravillosos en este mundo. Tan grandes como el famoso Big-Ben de Londres y tan pequeños que se necesitan lentes de aumento para ver la esfera.

Pero quizás ningún reloj ha sido tan famoso como el reloj de flores que el gran botánico Linneo construyó, usando flores que abrían sus corolas a horas fijas de suerte que usted, visitando el jardín, frente al reloj, podía saber la hora viendo qué flor había abierto últimamente. El interesante reloj fue visitado por reyes, estadistas y los más prominentes personajes de la época.

Nosotros somos como un reloj de flores. A la hora precisa, cuando el Señor lo quiera, debemos estar listos para ofrecer al mundo la belleza y la fragancia de la vida en Cristo. Cada uno de nosotros está colocado en un sitio especial para dar testimonio que el Señor desee. Ninguna flor colocada por Linneo en su maravilloso reloj falló en abrir sus pétalos a la hora exacta que le correspondía hacerlo. No fallemos nosotros tampoco, en la hora actual del mundo, en expresar lo que somos en Cristo delante de todos los seres humanos.

Oración: Señor y Dios nuestro, gracias por la vida, y por el reconocimiento constante de tu presencia en mi existencia. Ayúdame a mostrar esa vida santificada al mundo, para que otros puedan ser orientados a ti. Permite que pueda dar belleza y fragancia a la vida de los demás. Amén.





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