Wednesday, March 20, 2019

Wednesday, March 20 WHAT SHOULD I DO? MARK 10:17-27


Wednesday, March 20
WHAT SHOULD I DO?
 MARK 10:17-27

Go, sell what you own, and give the money to the poor. 
Then you will have treasure in heaven.  And come, follow me.
Mark 10:21 (CEB)

This is a gospel before which it is difficult to remain indifferent, if one meets it with a sincere heart.

No one can doubt the good intentions of this young man who approached Jesus Christ to ask him a question:  Good teacher, what should I do to inherit eternal life? (Mark 10:17) Through that to which St. Mark refers us, in his heart there was a need for something more.  It is easy to suppose that—like a good Israelite—he knew very well what the Law said in this respect, but internally he had an uncertainty, a need to go further, and for this reason, he formally questioned Jesus. 

In our Christian life, we must learn to overcome this vision that reduces faith to a question of simple compliance.  Our faith is much more.  It is an adherence of the heart to Someone who is God.  When we put our heart into something, we also put our life, and in the case of faith, we overcome then the conformism that seems to oppress the existence of so many believers today.  The one who loves gives.

Jesus’ answer to the question of the young man is an open door to this total donation through love:  Go, sell what you own, and give the money to the poor.  Then you will have treasure in heaven.  And come, follow me. (Mark 10:21).  This kind of giving is a genuine expression of love.  This is the key to living our relationship with God.  May the Lord find in us not only a sincere heart, but also a generous and open heart to the requirements of love. 

Prayer: Lord Jesus, I ask you this day to guide me as you did with the young man who approached you.  Don’t let go of my hand.  I trust in you.  Amen.


Translation by Deborah McEachran

¿QUÉ DEBO HACER?
 MARCOS 10:17-27

Anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres (…);
después de eso, ven y sígueme. 
Marcos 10:21

Este es un evangelio ante el cual es difícil permanecer indiferente, si se afronta con sinceridad de corazón.
Nadie puede dudar de las buenas intenciones de aquel joven que se acercó a Jesucristo para hacerle una pregunta: Maestro bueno: ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? (Mc 10,17). Por lo que nos refiere san Marcos, está claro que en ese corazón había necesidad de algo más, pues es fácil suponer que —como buen israelita— conocía muy bien lo que la Ley decía al respecto, pero en su interior había una inquietud, una necesidad de ir más allá y, por eso, interpela a Jesús.

En nuestra vida cristiana tenemos que aprender a superar esa visión que reduce la fe a una cuestión de mero cumplimiento. Nuestra fe es mucho más. Es una adhesión de corazón a Alguien, que es Dios. Cuando ponemos el corazón en algo, ponemos también la vida y, en el caso de la fe, superamos entonces el conformismo que parece hoy oprimir la existencia de tantos creyentes. Quien ama se da.

En realidad, la respuesta de Jesús a la pregunta del joven es una puerta abierta a esa donación total por amor: Anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres (…); después de eso, ven y sígueme.  (Mc 10,21). Es un darse que es expresión genuina del amor. Vivamos nuestra relación con Dios en esa clave. Que el Señor encuentre en nosotros no sólo un corazón sincero, sino también un corazón generoso y abierto a las exigencias del amor

Oración: Señor Jesús, te pido en este día me guíes como lo hiciste con el joven que se acercó a ti. No me dejes de la mano. En ti confío. Amén.


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