Tuesday, March 12
Anniversary of the church in Iguará
TRUE HAPPINESS
PSALM 1
Blessed is the one who
does not walk in step with the wicked,
or stand in the way that sinners take, or sit
in the company of mockers,
but whose delight is
in the law of the Lord,
and who meditates on
his law day and night.
(NIV)
Psalm 1:1-2
If one makes an
imaginary trip on the earth, the heart will easily overflow with suffering.
In the face of so
much death, destruction, and atrocities, one can fall into the temptation of
weariness. In the face of so much irreverent mockery of God’s designs, rage,
violence, justice taken into one’s own hands surfaces in the most severe sentiments
that can dehumanize us. One can fall into dismay and think that the Gospel is
an unrealizable utopia, that the fraternity based on truth and justice will not
be possible. One can tire of betting on the good.
But before the
crossroad, before the option for another work, the way is that of the evil, of
those who mock God. Then a soft and constant whisper comes to the heart’s
ears: Happy the man who puts his love in the Lord’s law, and meditates on it
day and night.
One rests,
recuperating strength, seeing the content human being who tames the bread of
life in the struggle of daily routine and gives it to a small but noble
cause. Happy is he who generates new
spaces in his family, in his neighborhood, in his town, so that new life may open
a way. Happy is he who fights for the
dignity of his brothers excluded from the fraternal table. Happy is he who continues to believe that
Jesus is the Lord of history and conquered evil and death forever…
Happy. Have you asked
yourself why you’re happy?
Prayer: Celestial Father, may my daily life reflect
your love and show others that I am one of your disciples. Amen.
Translation
by John Walter
Aniversario de la Iglesia en
Iguará
FELICIDAD
VERDADERA
SALMO 1
Feliz
el hombre que no sigue el consejo de los malvados,
ni va
por el camino de los pecadores, ni hace causa común
con
los que se burlan de Dios, sino que pone su amor
en la
ley del Señor y en ella medita noche y día
Salmo
1:1-2
Si uno
hace un viaje imaginario por la tierra, fácilmente el corazón se le llena de
congoja. Ante tanta muerte, destrucción y atropello, se puede caer en la
tentación del cansancio. Ante tanta burla irreverente a los designios de Dios,
afloran en uno los sentimientos más fuertes que pueden deshumanizarnos; la ira,
la violencia, la justicia por mano propia. Uno puede caer en el desaliento, y
pensar que el Evangelio es una utopía irrealizable, que la fraternidad basada
en la verdad y la justicia no será posible. Uno puede cansarse de apostar al
bien.
Pero
ante la encrucijada, ante la opción por otro proyecto, el camino es el de los
malvados, de los que se burlan de Dios. Entonces un susurro suave y constante
llega a los oídos del corazón: Feliz el hombre que pone su amor en la ley del
Señor y en ella medita noche y día.
Uno
descansa recuperando fuerzas para ver que es feliz el ser humano que amansa el
pan de la vida en lo cotidiano de la lucha y la entrega por una causa pequeña,
pero noble. Feliz quien genera espacios nuevos en su familia, en su barrio, en
su pueblo, para que la vida nueva se abra paso. Feliz el que lucha por la
dignidad de sus hermanos excluidos de la mesa fraternal. Feliz el que sigue
creyendo que Jesús es el Señor de la
historia y venció el mal y la muerte para siempre…feliz ¿te has preguntado por
qué eres feliz?
Oración: Padre
Celestial, permite que mi vida diaria pueda reflejar tu amor y mostrar a otros
que soy uno de tus discípulos. Amén
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