Saturday, June 15
THE GREATNESS OF THE HUMAN SOUL
PSALM 8
You have made them a little lower than the angels,
and crowned them with glory and honor. (NIV)
Psalm 8:5a
Studying in the Santa Clara library many years ago I came
upon an event of the ANCI, that grouped the blind and those of weak vision. There
I was a witness to something that left me surprised: a blind person was taken
by an accompanier toward one of the bathrooms found in the gallery of the
interior courtyard, surrounded by different flower beds of ornamental
vegetation. The person was left there, and the accompanier withdrew. My
“logical” concern was: When he leaves, how will this poor man manage to
return to the room? Surprisingly, with his cane that person could orient
himself with such facility that it would seem like a miracle that he could have
returned without stumbling in the least.
Praise be to God that the gifts he has given us don’t
simply depend on our natural senses, but the greatness of the human soul (made
a little less than the angels) lies in
the strength to overcome obstacles that sometimes seem insurmountable, whether
they are either of an objective or subjective nature.
The experience helped me to recognize all the times that
we minimize or distrust the abilities of others. Thank God for the lessons differently trained
people afford us. Let us learn from them and encourage their inclusion in every
social space.
Prayer: We pray, Lord,
for the people for whom their ability is rent by frustration and anguish. Let us pray for those who are insensitive to
this reality. Amen.
Translation
by John Walter
LA GRANDEZA DEL ALMA HUMANA
SALMO
8
Le has hecho poco menor que los Ángeles…
Salmo 8:5a
Hace muchos años, estudiando en la
Biblioteca de Santa Clara, coincidí con un evento de la ANCI, que agrupa a
ciegos y débiles visuales. Allí fui testigo de algo que me dejó sorprendido:
una persona ciega fue llevado por un acompañante hacia uno de los baños que se
encontraba en la galería del patio interior, rodeado de diferentes canteros de
vegetación ornamental. La persona fue dejada allí, y el acompañante se retiró.
Mi inquietud “lógica” fue: ¿y este pobre hombre cuando salga, cómo se las
arreglará para volver al salón? De manera sorprendente, aquella persona con
su bastón pudo orientarse con tal facilidad que parecería un milagro que
hubiese podido regresar sin tropezar en lo más mínimo.
Gracias a Dios que los dones que nos ha entregado
no dependen simplemente de nuestros sentidos naturales, sino que la grandeza
del alma humana (hecha poco menor que los ángeles) radica en la fuerza
para superar obstáculos que en ocasiones parecen insalvables, sean tanto de
índole objetiva como subjetiva. La experiencia me ayudó a reconocer todas las
veces en las que minimizamos o no confiamos en las capacidades de los demás.
Gracias a Dios por las lecciones que nos
dejan las personas diferentemente capacitadas. Aprendamos de ellas y
propiciemos su inclusión en cada espacio social.
Oración: Oramos Señor, por las personas para quienes su
capacidad es fuente de frustración y angustia. Oremos por los que son
insensibles ante esta realidad. Amén.
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