Saturday,
November 9
WATERS THAT CLEANSE
AND RESTORE
EZEKIEL 47: 1-2.8-9
Wherever the river
goes, every living creature that swarms will live…
Ezekiel 47:9 (NRSV)
The
language contained in the prophetic books gives the impression of holding great
mysteries and truths, and this beautiful narrative is proof of that. With simple language, this trip on which God
takes us together with the prophet, first to the house, along the roads, by the
rivers, through the lowlands and then the depths, until finally arriving at the
sea, is like inviting us to enter fully into those waters that cleanse and
restore everything.
This trip
which finally comes to where the waters are drained reminds of our own
experiences in the sea. When I was a child, I remember that if I had a wound,
my mother would say, “On the beach you will be healed.” We know that saltwater
can purify, cleanse, regenerate and heal. Likewise, we also know that too much
salt can be very harmful. The Dead Sea is named thus because it contains a great concentration of salt and therefore has no plant or animal life. Swimming
is another marvelous experience of regeneration which eliminates muscle tension
and allows us to stay in shape, or what might be the same, alive.
What a
fascinating way God has to invite us to enter the waters to be cleansed and
become new people, to live life for real!
Prayer: God, let us enter those waters and so live forever in your
presence. Amen.
Translation
by John Potter
LAS AGUAS QUE LIMPIAN Y RESTAURAN
EZEQUIEL 47:
1-2.8-9
Todo ser viviente que nade por dondequiera que entren
estos dos ríos, vivirá…
Ezequiel 47:9
El lenguaje que
contienen los libros proféticos da la idea de guardar grandes misterios y
verdades. Y esta bella narración es prueba de ello. Con un lenguaje sencillo,
este recorrido al que Dios nos lleva junto al profeta primero por la casa, por
los caminos, por los ríos: en lo bajo y después en lo profundo, hasta
finalmente salir al mar, es como invitarnos a entrar de lleno en esas aguas que
limpian todo y que todo restauran.
Este recorrido que
finalmente llega a donde las aguas son saneadas, nos hace recordar nuestras
propias experiencias en el mar. Cuando era niña recuerdo que mi madre, si tenía
una herida, me decía: en la playa se te sana. El agua salada sabemos que
purifica, limpia, regenera, y sana. Igual sabemos que la sobreabundancia de sal
puede ser muy perjudicial. El mar Muerto se llama así por la cantidad de sal
que contiene, y ahí no habitan peces ni plantas. Nadar es otra experiencia
maravillosa de regeneración que elimina la tensión de los músculos y nos puede
mantener muy en forma, o lo que pudiera ser lo mismo, con vida.
¡Qué forma más
fascinante la que Dios tiene de invitarnos a entrar en las aguas para
limpiarnos y ser nuevas personas, para vivir la vida de verdad!
Oración: Dios, permite que podamos entrar en esas aguas y así
vivir por siempre en tu presencia. Amén.
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