Thursday, November 21, 2019

Thursday, November 21 LISTEN TO THE VOICE OF GOD PSALM 49:1-6, 14-15


Thursday, November 21
LISTEN TO THE VOICE OF GOD
PSALM 49:1-6, 14-15

Hear this all you peoples…  (NIV)
Psalm 49:1
 
God never stops speaking to us. He unconditionally takes the initiative in communicating his Word of salvation to us. His voice is unalterably pronounced, he doesn’t allow ups and downs. And as the author of the Letter to the Hebrews tells us, God, having spoken in many ways…in these last times he has spoken to us by the Son. He is the ultimate Word to listen to and follow.  

What really changes is our communication with Him, according to the degree of love and faith. To listen is an exercise directly proportional to our prayer life. It’s through prayer that our relationship with God is deepened, and thusly his voice may be heard amid the daily bustle. What happens with a voice in the midst of silence is that the closer it gets the easier we can recognize its source and what it tells us.

Any of us can listen to God in that intimate relation of prayer where his voice feels closest, most audible, most alive. Then his voice gives us the confidence to overcome our sadness, sweeten our bitterness, heal our wounds. We learn to emit signs of love and reconciliation. The circle of life is opened! We definitively cease being who we were before.

Prayer:  Oh God, may your voice reach the deepest corners of our being. Amen.  

Translation by John Walter

ESCUCHA LA VOZ DE DIOS
SALMO 49:1-6, 14-15

Oíd esto, pueblos todos.
Salmo 49:1
 
Dios no deja de hablarnos, Él incondicionalmente siempre ha tomado la iniciativa en eso de comunicarnos su Palabra de salvación. Su voz inalterablemente es pronunciada, no admite altos y bajos. Y tal como nos dice el autor de la Carta a los Hebreos, Dios, habiendo hablado de muchas maneras…. En estos postreros tiempos nos ha hablado por el Hijo. Él es la Palabra definitiva a escuchar y seguir.

Lo que realmente cambia es nuestra comunicación con Él según el grado de amor y fe. Escuchar es un ejercicio directamente proporcional a nuestra vida de  oración. Es a través de la oración que profundizamos en nuestra relación con Dios y así su voz puede ser escuchada en medio del bullicio cotidiano. Ocurre lo que con una voz en medio del silencio, cuanto más se acerca, más fácilmente podemos reconocer de quién viene y qué nos dice.

Cualquiera de nosotros puede escuchar a Dios en esa relación íntima de oración, donde su voz se siente más próxima, más audible, más viva. Su voz entonces nos da la confianza para superar nuestras tristezas, endulzar nuestras amarguras, sanar nuestras heridas. Aprendemos a dar señales de amor y reconciliación. ¡Se abrió el círculo de la vida! Definitivamente dejamos de ser quienes éramos antes.

Oración: Oh Dios, que tu voz llegue hasta los más profundos rincones de nuestro ser. Amén


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