Tuesday, February 23
HEADWIND
Matthew 11:16-19
but no one can tame the tongue—a restless evil, full of deadly poison. With it we bless the Lord and Father, and with it we curse those who are made in the likeness of God.
James 3:8-9 (NRSV)
I know people who spend all their time criticizing everything, all the time. For these people, there isn’t a single person who gets things right; not even the Church escapes their barbs. The same thing happened in the times of Jesus and John the Baptist. People criticized John because he lived like a hermit, despised the good seat at table, and only ate and drank what he found in the desert. “That guy is crazy!” they said. But the same people lashed out at Jesus for the opposite, that is to say because he reputed to be a glutton eating and drinking and surrounding himself with “strange” people with whom no decent person would socialize.
These critics are not lacking in our congregations either, they are the ones who only see the sun’s spots. They judge people and the church according to their own prejudices and defects, and never stop to recognize how, on many occasions, the very thing they criticize today could at a predetermined time bring others closer to God. This was the case with John the Baptist and Jesus, so harshly criticized in their time, yet who contributed so much so that many people could meet God face to face.
Prayer: Lord, give me the strength to accept others as they are and not as I wish they were. Amen.
Translated by John Potter
Febrero 23, martes
VIENTO EN CONTRA
Mateo 11:16-19
La lengua es maligna e incansable, llena de veneno mortal. A veces alaba a nuestro Señor y Padre, y otras veces maldice a quienes Dios creó a su propia imagen.
Santiago 3:8-9
Conozco a personas que se la pasan criticándolo todo, todo el tiempo. Para esas personas no hay siquiera uno que haga bien las cosas, en sus críticas tampoco la iglesia como institución queda ilesa. Asíí también ocurría en tiempos de Jesús y de Juan Bautista. Había personas que criticaban a Juan porque vivía como un ermitañño, porque despreciaba los placeres de una buena mesa, no bebía y se alimentaba de lo que encontraba en el desierto. ¡Ese hombre está loco!, decían. Pero las mismas personas arremetían contra Jesús por todo lo contrario, es decir, porque era comilón, bebedor y le gustaba rodearse de personas “raras”, con quienes ninguna persona decente se relacionaría.
Estos criticones tampoco faltan en nuestras congregaciones, son los que solo ven del sol las manchas. Juzgan a la gente y a la iglesia según sus propios prejuicios y defectos, y no se detienen nunca a reconocer cómo, en no pocas ocasiones, eso mismo que hoy critican pudo en un momento determinado acercar a otros a Dios. Ese fue el caso de Juan Bautista y Jesús, tan duramente criticados en su tiempo, pero que contribuyeron tanto a que mucha gente pudiera encontrarse con Dios cara a cara.
Oración: Señor, dame fuerza para aceptar a los demás como son y no como yo quiero que sean. Amén.
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