Monday, December 26
WHAT WILL YOU GIVE TO THE CHILD?
MATTHEW 2:7-12
… opening their treasure chests, they offered him gifts of
gold, frankincense, and myrrh.
Matthew 2:11b
An ancient legend
says that luxuriant trees were growing very near the cave which served as a
stable for the inn of Bethlehem; they were a palm tree, an olive tree, a fig
tree and a pine. The story goes on to say that on the night on which Jesus was
born, when the shepherds and the magi had brought such precious gifts, the
trees also wanted to offer their treasures.
The Palm Tree said,
“I will select my most beautiful branch and extend it out over the manger like
a royal canopy converting into a true throne.”
“I,” said the
Olive Tree, “will sprinkle fragrant oil over his little head, anointing him
Sovereign of Creation”.
“And I,” said the
Fig Tree, “will pay him tribute with the delightful honey of my fruits, worthy
of a King.”
“What will I give
to the child?” asked the Pine Tree, somewhat dismayed.
“You!?” shouted
the others. “You don’t have anything to give him! Your needles cut like sharp
spines and your tears are sticky and smelly.”
The Pine Tree
became very sad and sighed, “Yes, you are right. I have nothing to offer to the
baby Jesus.”
Close by, the
Christmas angel overheard the conversation and took deep pity on the Pine Tree
who was so humble and so noble that he had no envy of the others. Then the
angel lifted his eyes to the vast starlit heavens and asked the smallest stars
to place themselves in the branches of the Pine. So they made small lamps and
soon the Pine was lit with rays of light from the newly born stars, which
gathered between the branches forming swarms of light that were full of
splendor. The tree became an enchantment.
At that moment
the baby Jesus woke and opened his eyes; the great light caressed him tenderly,
and he smiled with pleasure.
Prayer: Lord, at this time of Christmas, I want to give you my
life that you may renew it and convert it into what you created it to be. Amen.
Translated by
John Potter
¿QUÉ LE DARÉ AL
NIÑO?
MATEO 2:7-12
… Abrieron sus
cofres y le presentaron
como regalos oro,
incienso y mirra
Mateo 2:11b
Cuenta una antigua leyenda, que muy cerca de una gruta
que servía de establo a la posada de Belén, crecían árboles frondosos, una
palma, un olivo, una higuera y un pino; que la noche en que nació el niño
Jesús, cuando los pastores y los magos le trajeron sus dones más preciosos,
también los árboles quisieron ofrecerles sus tesoros.
Dijo la Palma: - “Yo escogeré mi gajo más bello y lo
extenderé como regio dosel sobre el pesebre, convirtiéndolo en trono real.”
“Yo “– dijo el Olivo –” rociaré suave oleo fragante sobre
su cabecita, ungiéndolo, Soberano de la creación”.
“Y yo” – dijo la higuera- “le tributaré la delicia de la
miel de mis frutos, dignos de un Rey.”
“¿Qué le daré al niño?” – Preguntó el pino, un poco angustiado.
“¿Tú?” – clamaron los otros - “¡Tú no tienes nada que
darle! Tu follaje lacera como agujas punzantes y tus lágrimas son pegajosas y
mal olientes.”
El pino se puso muy triste y suspiró.- “Sí, tienen razón,
yo no tengo nada que ofrecerle al niño Jesús.”
Muy cerca de allí estaba el ángel de la Navidad que oyó
la conversación y se compadeció profundamente del pino que era tan humilde y
tan noble que no tenía envidia de los demás. Entonces el ángel alzó los ojos al
vasto firmamento estrellado y suplicó a los astros más pequeños que se posaran
en las ramas del pino. Así lo hicieron pequeños luceros y de pronto el pino se
iluminó con rayos de luces de las estrellitas recién nacidas, que se colocaron
entre de las ramas formando enjambres luminosos y llenos de esplendor. El árbol
quedó convertido en un encanto. En ese momento el niño Jesús despertó y
abriendo sus ojitos, la luz prodigiosa lo acarició tiernamente y él sonrió
complacido.
Oración: En esta tiempo de Navidad quiero entregarte mi vida,
Señor, para qué la renueves y la conviertas en aquello para lo que tú la
creaste. Amén.
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