Sunday, December 4
GREATNESS
IN SMALL THINGS
ISAIAH
9:6-7
For
to us a child is born, to us a son is given, and the government will be on his
shoulders.
Isaiah 9:6
In
this moment in which we are going through the very important liturgical time
period that is Advent, I invite you to meditate upon the greatness of God. Since
ancient times the people of Israel understood how to place the attributes of
their God Jehovah, who had revealed Himself to them as the God of liberation
and provider of the Promised Land. Many
centuries passed and the understanding that the people had of God deepened
throughout the ups and downs of history that turned them into slaves of various
empires and also made them distance themselves on numerous occasions from Jehovah,
who always accepted their return, after the pronouncement of their repentance
through their prophets. In this way, Jehovah continued to act as a God of
neither vengeance nor rage, but of forgiveness and reconciliation.
But
what the people of Israel did not contemplate was the definitive revelation of
God through the incarnation of a humble child.
The maximum greatness which they praised is now manifested through fragility,
humility and simplicity. That was the manifestation of God that was not understood
by everyone, because it is very difficult to unite greatness with smallness;
grandiloquence with simplicity.
Today
it is also difficult for us to understand God in terms of fragility. This
Advent is a new opportunity to try to approach this ministry which uncovers
true power and glory within that which appears to be utterly insignificant.
Prayer:
Lord, you are great in smallness. Cover us in your mantle
of love and care. Renew in us your Holy Spirit. Amen.
LA GRANDEZA DE DIOS EN LO PEQUEÑO
ISAÍAS 9:6-7
Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un
hijo;
la soberanía reposará sobre sus hombros…
Isaías 9:6
En este momento
en el que transitamos el tiempo
litúrgico tan importante que es el Adviento, les invito a que meditemos acerca
de la grandeza de Dios.
Desde los tiempos antiguos el pueblo de Israel supo colocar los atributos adecuados a su
Dios Yavé, que se le había revelado como el Dios de la liberación y la promesa
de la tierra. Así pasaron muchos siglos y la comprensión de Dios que tenía el
pueblo fue profundizándose entre avatares de la historia que los llevó a ser
esclavos de diversos imperios y también a apartarse en numerosas ocasiones de
Yavé, quien siempre los recibía de vuelta, tras anunciar arrepentimiento a través
de sus profetas. Así poco a poco, Yavé fue definiéndose como un Dios no ya de
las venganzas y la ira, sino del perdón y la reconciliación.
Pero lo que el pueblo de Israel no tenía en mente era la revelación definitiva de Dios a
través de la encarnación en un humilde niño. La máxima grandeza a la que habían
alabado ahora se muestra a través de la fragilidad, humildad y sencillez. Esa
fue una manifestación de Dios que no todos comprendieron, porque es muy difícil
unir lo grande y lo pequeño, lo grandilocuente y lo sencillo.
También hoy a
nosotros nos cuesta trabajo comprender a Dios en términos de fragilidad. Este
Adviento es una nueva oportunidad para tratar de acercarnos a ese misterio que
descubre el verdadero poder y la gloria, en lo aparentemente más
insignificante.
Oración: Señor, tú eres
grande en lo pequeño. Cúbrenos con tu manto de amor y cuidados. Renuévanos
en tu Espíritu Santo. Amén.
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