Thursday, December 22
OUR TIME
ECCLESIASTES
3:1-12
For everything
there is a season,
and a time for
every matter under heaven:
Ecclesiastes 3:1
These days everyone lives in a state of agitation without
even time for the essential things in our daily life: getting up in the morning
and thanking God for the beautiful sunrises, as well as the sunsets when the
sun sinks into the horizon, and admiring the beauty of nature in all of its
facets. We continually think about time, time in which we have achieved or
failed to achieve. If our time is placed in the service of the Lord, if we
allow him to direct our path, we will find our days longer and happier.
Only God knows the time for each and every thing that
occupies our minds. Although our hopes seem endless, let us place our worries
in his hands because he is the absolute master of time. Let us concern
ourselves with doing what is good, as the preacher in Ecclesiastes urges us.
Let it be God who directs our time.
Prayer: When we gather to relive the birth of your Son, o God,
teach us to understand that you, you alone, are the master of our time. It is
only to you that we should entrust our time to guide our steps each day. Grant
that this birth may be an opportunity to cultivate patience, hope, and to
strengthen our faith. Amen.
Translated by
John Potter
EL TIEMPO NUESTRO
ECLESIASTÉS 3:1-12
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo
para todo lo que se hace bajo el cielo
Eclesiastés 3:1
Hoy en día se vive
agitadamente, sin tiempo apenas para cosas que son esenciales en cada día que
nos toca vivir: levantarnos en las mañanas y agradecer a Dios por los
amaneceres hermosos, así como por los atardeceres, cuando el sol se pierde en
el horizonte; admirar la belleza de la naturaleza en toda su dimensión.
Continuamente pensamos en el
tiempo, en lo que hemos hecho o nos falta por hacer. Si nuestro tiempo es
puesto a la disposición del Señor, si dejamos que él dirija nuestro camino,
encontraremos días más largos y felices.
Solo Dios sabe cuál es el
tiempo para todas y cada una de las cosas que ocupan nuestra mente. Aunque
nuestras esperas nos parezcan interminables, pongamos nuestras preocupaciones
en sus manos, pues él es dueño absoluto del tiempo.
Preocupémonos por hacer el
bien, tal como nos dice el predicador en Eclesiastés. Dejemos que sea Dios
quien dirija nuestro tiempo.
Oración: Cuando nos acercamos a revivir el nacimiento de tu
Hijo, oh Dios, enséñanos a entender que eres tú, sólo tú, el dueño de nuestro
tiempo. Solo a ti debemos encomendar nuestro tiempo, guía nuestros pasos de
cada día. Permite que esta navidad sea una oportunidad para cultivar la
paciencia, la esperanza y fortalecer nuestra fe. Amén.
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