Sunday, May 27
FROM SECURITY TO DANGER
EXODUS 3:1-15
And God said: “I will be with you.…”
Exodus 3:12a
Moses was now enjoying a more peaceful
life in Midian, far from the clamor of his people and the dangers of Pharaoh; apparently
a gentle and safe life. However, God could not let this man alone who had so
strongly identified with his people’s suffering, who had a deep sense of
justice, and the ability to act so forcefully.
After a time of meditation and
preparation, Moses met God in Horeb. The instrument of the encounter was a rare
vision full of symbolism. In response, Moses again showed his great interest,
his capacity to react to events, and tried to find out why the bush was burning.
What he discovered was a personal encounter with God, who called and
commissioned him: So now, go. I am sending you to Pharaoh to bring my people
the Israelites out of Egypt. He had to go back to the same place from which
he had fled, he had to once again face the same power that he had feared, and
he had to free the same people that had not understood him.
The mission was in one sense the same, only
now it was much bigger. Something had to be different: the methods, the
procedures.
The magnitude of the job was now
reflected in the inability of the human being to do it: Who am I that I should go to Pharaoh and bring the Israelites out of
Egypt? The answer was: I
will be with you. And Moses went. And triumphed…in God’s name.
Prayer: Lord, we pray that you will train us to
be your instruments of liberation. Amen.
Translation
by George Meek
DE LA SEGURIDAD AL
PELIGRO
ÉXODO 3:1-15
Y él respondió: “Ve,
porque yo estaré contigo…”
Éxodo 3:12a
Moisés lleva ahora una
vida más tranquila en Madián, lejos del clamor de su pueblo y de los peligros
de Faraón; una vida aparentemente apacible y segura. Sin embargo, Dios no podía
dejar tranquilo a este hombre, quien sintió una identificación tan grande con
el sufrimiento de su pueblo, y que tuvo un sentido de la justicia tan profundo,
y una capacidad para actuar tan enérgica.
Moisés, después de un
tiempo de meditación y preparación, se encuentra con Dios en Horeb. El
instrumento del encuentro fue una rara visión llena de simbolismo. Frente a
ella, Moisés muestra nuevamente su gran interés, su capacidad para reaccionar
frente a los hechos, y así trata de acercarse para ver el porqué de aquel
fenómeno. Lo que descubre es un encuentro personal con Dios, que lo llama y lo
comisiona: Ven… y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi
pueblo, los hijos de Israel. Tenía que volver al mismo lugar de donde había
huido, tenía que enfrentarse con el mismo poder que había temido, tenía que
liberar al mismo pueblo que no lo había comprendido.
La obra, en cierto
sentido, era la misma, pero ahora de proporciones mucho mayores. Una cosa sí
tenía que ser diferente: los métodos, los procedimientos.
La magnitud de la
obra se revela ahora en la incapacidad
del ser humano para realizarla: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón y saque
de Egipto a los hijos de Israel? La respuesta fue: Ve, porque yo estaré
contigo. Y fue Moisés. Y triunfó… en el nombre de Dios.
Oración: Señor, oramos para que
nos capacites para ser tus instrumentos de liberación. Amén.
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