Saturday, May 26
THE LESSON FROM ESAU
GENESIS 25:27-34
He said to Jacob: “Quick, let me have
some
of that red stew! I’m famished!”
Genesis 25:30a (NIV)
Esau was famished. We too are hungry.
Many times our hunger involves more than
the need for food. From the depths of our hearts we crave meaning and
satisfaction in life.
Perhaps we fear to think that we will go
through life without it being any more than an ice cube on a hot sidewalk on a
summer day. We seek to fill the deep void by buying things, artistic
expression, or personal accomplishments. Like Esau, we could be tempted to
trade God’s promises for earthly gains.
The short-lived pleasure that Esau felt
when he ate the red stew teaches us a lesson about God’s long-term plan.
God wants us to be very clear about what
he wants from us. God’s long-term plan is to make Jacob, another of Isaac’s
sons, the father of the continuity of the story of salvation. And God stuck to
his plan, finally sending Jesus, a descendant of Jacob, to be our Savior. Jesus
Christ illuminates our senses to satisfy our inner hunger.
God’s Spirit lives in our hearts, and
fills our voids with joy and commitment to his kingdom.
Prayer: Oh God, fill our voids every day by your
mercy. In the name of Jesus our Lord. Amen.
Translation
by George Meek
LA LECCIÓN DE ESAÚ
GÉNESIS 25:27-34
...dijo a Jacob: “Te
ruego que me des a
comer
de ese guiso rojo, pues
estoy muy cansado..”
Génesis 25:30a
Esaú tenía hambre. Y
nosotros también tenemos hambre.
Muchas veces nuestra
hambre abarca algo más que la necesidad de alimento. Desde las profundidades de
nuestros corazones nosotros anhelamos encontrar significado y satisfacción en
la vida.
Quizá tememos pensar que
pasaremos por la vida sin que ésta signifique más que un cubo de hielo en una
acera caliente en un día de verano. Procuramos llenar el profundo vacío con la
adquisición de cosas, expresiones creativas o logros personales. Como Esaú,
podemos tener la tentación de relevar las promesas de Dios a cambio de
ganancias terrenales.
El placer de corto
alcance que sintió Esaú cuando se comió un plato de lentejas, nos enseña una
lección acerca del plan de largo alcance de Dios.
Dios quiere que tengamos
bien claro lo que Él desea de nosotros. El plan de largo alcance de Dios era
hacer de Jacob, el otro hijo de Isaac, la línea para la continuidad de la
historia de salvación. Y Dios se adhirió a su plan, mandando finalmente a
Jesús, un descendiente de Jacob, para
ser nuestro Salvador. Jesús el Cristo ilumina nuestros sentidos para satisfacer
nuestra hambre interior.
El Espíritu de Dios mora
en nuestros corazones, y llena nuestros vacíos con alegría y compromiso por su
reino.
Oración: Oh Dios, danos
satisfacción cada día con tu misericordia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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