Wednesday, May 23, 2018

Wednesday, May 23 A LIFE OF FAITH AND TRUST Genesis 12:1-17


Wednesday, May 23

A LIFE OF FAITH AND TRUST
GENESIS 12:1-17

Abram left just as the Lord told him… 
Genesis 12:4ª (CEB)

Many times, we think that vocation is the exercise of a profession, office, or employment that pleases us and for which we have certain facility or capacity.  In this case the vocation will depend only on oneself.  It will be to dedicate your life to the vocation that can bring you a higher grade of satisfaction or happiness, because it is the work that you most enjoy and that you can do with the greatest ease. 
Nevertheless, in the Christian sense, it does not always end up like this, and most of the times it is the opposite.  The word vocation comes from the word “calling” from words that someone directs to another. So, vocation and calling are the same thing.  To have vocation is to feel called by someone, and this someone must be God, to do a necessary task in agreement with our possibilities.  In the liturgy of the Methodist Church, we find an Order of Service by John Wesley where this declaration is found:

“…we take the yoke of Christ upon us.  To take his yoke upon us means that we happily accept, in our whole heart, that He signals to us our place and our task, that He be our only payment.  Christ has many services that should be done, some are easy and others difficult; some bring honors, others bring reproach, some are adapted to our natural inclinations and others are not.  It is Christ who gives us power to do these things.  Now I am not my own, but yours.   Use me for what you want, in the place that you want; may it be to complete a task or go through some suffering; allow me to be used for you; let me have abundance or suffer need; have everything or have nothing; freely and of all my heart I submit to all the things that you like and things that you provide.”

Prayer: Beloved Father, use our lives as you desire.  Amen. 


Translation by Deborah McEachran


UNA VIDA DE FE Y CONFIANZA   
GÉNESIS 12:1-17

Y se fue Abram, como Jehová le dijo…

Génesis 12:4a

Muchas veces nosotros pensamos que la vocación es el ejercicio de una profesión, oficio o empleo, que nos agrada, y para el que tenemos ciertas facilidades o capacidades. En este caso la vocación dependería solamente de uno mismo. Sería emplear la vida en aquello que pueda traerte un mayor grado de complacencia o felicidad, porque es el trabajo que más te gusta y que con mayor facilidad puedes realizar.
Sin embargo, en el sentido cristiano, no siempre resulta así, y la mayor parte de las veces es todo lo contrario. La palabra vocación viene del vocal “de voz”, es decir, de palabras que alguien le dirige a uno. De ahí que vocación y llamamiento sean una misma cosa. Tener vocación es sentirse llamado por alguien, y ese alguien ha de ser Dios, para realizar una tarea necesaria de acuerdo con nuestras posibilidades.

En la liturgia de la Iglesia Metodista, encontramos un Orden de Culto de Juan Wesley donde aparece esta declaración:

“…tomemos el yugo de Cristo sobre nosotros. Tomar su yugo sobre nosotros significa que aceptamos alegremente, de todo corazón, que Él nos señale nuestro lugar y nuestra tarea, que sea Él solamente nuestra recompensa. Cristo tiene muchos servicios que deben realizarse; algunos son fáciles, otros difíciles; algunos traen honores, otros traen reproches, algunos se adaptan a nuestras inclinaciones naturales y otras no. Cristo es quien nos da el poder para hacer estas cosas. “Ya no soy mío, sino tuyo. Empléame para lo que tú quieras, en el lugar en que tú quieras; sea cumplir alguna tarea o para sobrellevar algún sufrimiento; permíteme sea utilizado por ti; déjame tener abundancia o padecer necesidad; tenerlo todo o no tener nada; libremente y de todo corazón someto todas las cosas a lo que a ti te plazca y a lo que tú dispongas”

Oración: Padre Amado, usa nuestras vidas como tú lo desees. Amén. 

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