Wednesday, October 31
Reformation Day (501st anniversary)
“THE LATEST”
LUKE 5:33-39
Jesus said: And no one after drinking
old wine
Wants the new, for they say “The old is
better.”
Luke 5:39 (NIV)
Having the latest thing, being up to date, having the newest
model... Nowadays anyone who doesn’t have “the latest” can feel excluded, nonexistent,
anachronistic. In fact, the hegemonic discourse of the great world market seems
to propose that our things and behavior should be constantly changing,
rejecting the old for the new. What is strange is that this criterion extends
to ethics. So certain Christian teachings, such as solidarity and caring for
one’s neighbor are seen as outdated and can be held against those who practice
them. If we think of the Beatitudes or the Ten Commandments, to cite only two
examples, we can’t help but ask ourselves why they are still valid, in spite of
all the time that has passed since they were written. This is related, as the
verse that began this reflection reminds us, to the fact that once we have
tried living in accordance with old Christian wisdom, the novelties of the
moment seem insipid as an improbable and ephemeral worldly happening. Today we
recall the reformers, who transformed the Church without inventing anything new.
The Reformation undoubtedly was nourished by the ancient wisdom of the Word of
God, and that explains how the changes in the Church were possible.
Prayer: Lord, help me to be in “the latest” of the things of
your Kingdom and your teachings.
Thank you for the reformers, for their legacy of transformation based on your
teachings. Amen.
Translation by George Meek
Día de la Reforma Protestante (Aniversario 501)
LO ÚLTIMO
LUCAS 5:33-39
Jesús dijo: Nadie que toma el
vino añejo quiere después
el nuevo, porque dice: El añejo
es más sabroso.
Lucas 5:39
Tener la última novedad, estar a la moda, poseer
el modelo más nuevo... En la actualidad quien no tiene “lo último”, puede
llegar a sentirse fuera del mundo, inexistente, anacrónico. En efecto, el
discurso hegemónico del gran mercado mundial parece proponer que nuestras cosas
y conductas deben cambiar de manera permanente, desechando lo viejo por lo
nuevo. Lo curioso del caso es que este criterio no pocas veces se hace
extensivo al terreno de la ética. Así entonces, ciertas enseñanzas cristianas,
tales como la solidaridad y el compromiso con el prójimo son vistos como
pasados de moda y parecen descalificar a quien los practica. Si pensamos en las
Bienaventuranzas o los Diez Mandamientos, por citar solo dos ejemplos, no
podemos menos que interrogarnos en torno de la razón por la cual aún tienen
validez, a pesar de todo el tiempo que ha pasado desde que fueron enunciadas.
Esto se relaciona, como nos recuerda el versículo que inicia esta reflexión,
con que una vez que hemos probado el vivir de acuerdo con la añeja sabiduría
cristiana, las novedades del momento nos saben insulsas, por más que se
presenten como impulsoras de un éxito mundano tan improbable como efímero. Hoy
recordamos a los reformadores, quienes transformaron la Iglesia, pero sin
inventar nada nuevo. Sin dudas, la Reforma bebió de la antigua sabiduría que
contiene la Palabra de Dios y solo así fueron posibles los cambios en la
Iglesia.
Oración: Señor, ayúdame a estar en
“lo último” de las cosas de tu Reino y de tus enseñanzas. Gracias por los
reformadores y reformadoras, por su legado de transformación basado en tus
enseñanzas. Amén.
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