Sunday,
January 27
THE RIVER OF GOD
1 JOHN 4:16
Let the one who is
thirsty come,
and let the one who
wishes take the free gift of the water of life.
Revelation 22:17 (NIV)
One morning I was
walking along a river in a field that I had visited since my childhood. Seeing
the water flow and listening to its pleasant sound, I realized that the river
had always flowed for time immemorial. Then I remembered Psalm 65.9: The
streams of God are filled with water...
Brothers and sisters,
God’s grace is like this. It irrigates our lives constantly with its
inexhaustible love. The river of God never tries up, because he will never stop
loving us!
A river’s level rises
and falls according to the absence or abundance of rain, but God always remains
faithful, his love never changes. Therefore, whoever we are, regardless of our
past, whether we are full or thirsty, we can drink God’s river, growing in his
love and letting ourselves be transformed by its water.
Let us remember what
Jesus told the Samaritan woman, that whoever drinks of the river of God will never
thirst again. If our lives are not to dry up, we must drink from the river of
God.
Prayer: Thank you, loving God,
for your eternal river that never runs dry. Help us to be aware of our thirst
for you. Quench our thirst with your living water, and may we always share that
living water with others. Amen.
Translation by
George Meek
EL RÍO
DE DIOS
1RA DE
JUAN 4:16
Y el que
tiene sed, venga; y el que quiera,
toma del
agua de la vida gratuitamente
Apocalipsis
22:17
Una mañana
paseaba al borde de un río situado en un campo que visitaba desde mi infancia.
Viendo sus aguas correr y escuchando su agradable sonido, me di cuenta de que
ese río nunca había dejado de fluir, ni de día ni de noche, desde tiempos
inmemorables. Entonces recordé el pasaje del Salmo 65.9: El río de Dios,
lleno de aguas...
Hermanos y
hermanas, así es la gracia de Dios. Ella
riega incansablemente nuestras vidas con su inagotable amor. ¡El río de Dios
nunca se seca, pues Él jamás dejará de amarnos!
El nivel del
agua de un río aumenta o disminuye según la ausencia o abundancia de lluvias,
pero Dios siempre permanecerá fiel, su amor nunca cambia. Por lo tanto, seamos
quienes seamos, independientemente de nuestro pasado, estemos cargados o sedientos,
podemos beber del río de Dios, es decir, creer en su amor y dejarnos
transformar por sus aguas.
Recordemos que
Jesús nos dice, como a la samaritana, que quien beba de su agua no tendrá sed
jamás. Para que nuestras vidas no se sequen, tenemos que beber del agua del río
de Dios.
Oración:
Gracias Dios amoroso, por tu río eterno que nunca se seca. Ayúdanos a ser
conscientes de nuestra sed de ti. Permite que calmemos nuestra sed con tu agua
vivificadora y que de nuestros interiores broten siempre ríos de agua viva. Amén.
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