Sunday, April 14
Palm Sunday, beginning of Holy Week
WHAT TRIUMPH?
MATTHEW 21:1-11
Who, being in very
nature God,
did not consider
equality with God something
to be used to his own
advantage; rather, he made himself nothing
by taking the very
nature of a servant, being made in human likeness.
Philippians 2:6-7
When Palm Sunday arrives,
the expression Jesus’ triumphal entrance
in Jerusalem is still heard. Perhaps the very text that relates what
happened the first day of that tragic week contributes to the perception some
may have: many people began to extend
their hands on the way; others cut branches from trees and placed them like a
rug on the ground. The people shouted: Blessed be you who come in the name of
the Lord!
It’s certain that all
that boisterous reception will end in a disappointing finale. So then, what
triumph are we speaking of? The king who comes today, mounted on a burro,
doesn’t give thanks for superficial applause and the hypocrisies of the
fanatical crowds. We are before the triumph of humility, of modesty, and of
gentleness, not of power; he wants us to receive him in another way, by giving
over our hearts and convictions. He wants us to recognize him as the Son of
God.
Let’s open the door
of our hearts to a King who strips himself of the insignia of prestige and
dominion and becomes obedient to a work that will lead him to the most infamous
death: death on the cross.
Prayer: All powerful God, allow me today to be able
to surrender to Jesus Christ a repentant heart, and my firm conviction that He
is truly your beloved Son. Allow me to participate in his glorious
resurrection. Amen.
Translated by
John Walter
Domingo de Ramos/ Comienza la Semana
Santa
¿QUÉ
TRIUNFO?
MATEO
21:1-11
Aunque
Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad… renunció a esa
igualdad, y se hizo igual a nosotros,
haciéndose
esclavo de todos
Filipenses
2:6-7
Cuando
llega el Domingo de Ramos, todavía se nos escapa la expresión: entrada
triunfal de Jesús en Jerusalén. Quizá el propio texto que relata lo que
sucedió el primer día de aquella trágica semana contribuye a que algunos tengan
esa percepción: muchas personas empezaron a extender sus mantos en el camino…,
otros cortaron ramas de árboles y también las pusieron como alfombra en el
suelo, la gente gritaba: ¡Bendito tú, que vienes en el nombre de Dios!
Cierto
es que todo aquel recibimiento bullicioso, concluirá en un final decepcionante.
Luego entonces, ¿de qué triunfo hablamos?
Estamos
ante el triunfo de la humildad, de la modestia, de la mansedumbre, no del
poder. El rey que viene hoy montado en un burro no agradece los aplausos
superficiales e hipócritas de las multitudes fanáticas, sino quiere que le
recibamos de otro modo: entregándole nuestro corazón y nuestras convicciones.
Quiere que lo reconozcamos como Hijo de Dios. Abramos las puertas de nuestro
corazón a un Rey que se despoja de las insignias del prestigio y del dominio, y
se hace “obediente” a un proyecto que lo conducirá a la muerte más
infamante: la muerte de cruz.
Oración: Dios
todopoderoso, concédeme que yo pueda entregarle hoy a Jesucristo un corazón
arrepentido y mi firme convicción de que Él es verdaderamente tu Hijo amado.
Ayúdame a participar de su resurrección gloriosa. Amén.
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