October 1, Thursday
74th Anniversary of the Evangelical Theological Seminary of Matanzas
LET YOURSELF BE MOLDED
ISAIAH 64 :1-9
We are the clay, and you are the potter; all of us are the work of your hand.
Isaiah 64:8 (CEB)
In the Seminary chapel worship services we often sing a hymn that is one of my favorites: “Have Thine Own Way Lord”. The author of the lyrics, Adelaide A. Pollard, was inspired by verse 8 of today’s text. It is said that her great longing was to be a missionary, a thing that was not accomplished because of her precarious health. The hymn is a declaration of submission to His Will.
In this and other Bible passages, the same image of potter and clay is used to represent the Lord and us. As the wheel spins the clay, the artist shapes it, molding the beautiful vessel he wants to create. At times, the potter discovers a defect. In this case, he takes the same clay, crushes it, adds a little water to soften it and re-work it and mold it until he makes a new vessel, a better vessel. Isn’t this exactly what God does with us each time? He is changing you into a beautiful vessel, unique and special for Him. Trust in Him.
Prayer: Do what you want with me Lord; you are the potter, I am the clay.
Amen
Translation by Pat Metcalf
Octubre 1ro, jueves
Aniversario 74 del Seminario Evangélico de Teología de Matanzas
Día de la ancianidad en Cuba
DÉJATE MOLDEAR
ISAIAS 64:1-9
Nosotros somos el barro, tú nuestro alfarero; ¡todos fuimos hechos por ti mismo!
Isaías 64:8
En la capilla del Seminario cantamos con frecuencia en los servicios de adoración un himno que se cuenta entre mis favoritos: “Haz lo que quieras de mí, Señor”. Su letra es de la autoría de Adelaide A. Pollard, inspirada en el verso 8 del texto de hoy. Se cuenta que su gran anhelo era ser misionera, cosa que no consiguió por lo precario de su salud. El himno es, pues, una declaración de sumisión a Dios y su voluntad.
En este y en otros pasajes de la Biblia se utiliza la misma imagen del alfarero y el barro para representar al Señor y a nosotros.
El alfarero comienza con un trozo de arcilla y lo coloca en el torno. A medida que la rueda hace girar la arcilla, el artesano le va dando forma, modelando la hermosa vasija que aspira crear. A veces el alfarero descubre un defecto. En ese caso, toma el mismo barro, lo aplasta, le añade un poco de agua para ablandarlo y vuelve a trabajarlo y modelarlo hasta hacer una nueva vasija, una vasija mejor. ¿No es, acaso, eso lo que Dios hace con nosotros cada vez? Él te está convirtiendo en una hermosa vasija, única y especial para ÉÉl. Confía en Él.
Oración: Haz lo que quieras, Señor, de mí; tú el alfarero, yo el barro soy. Amén.
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