Saturday, August 23
Anniversary of the World Council of
Churches
GOD IS NEAR
PSALM
102
“The Lord looked down from his sanctuary on high, from heaven
he viewed the earth, to hear the groans of the prisoners and release those
condemned to death…”
Psalm
102:19-20
Reading this passage is startling. There, one sees the human being pouring out
his soul before God, in the midst of tremendous suffering and beseeching His
response. It is the human being’s
affliction to visualize the evil ways of the people, those that without a doubt
personally affect him. The horizon
appears in complete darkness and apparently closed shut, without a glimmer of light
promising a new dawn. Nevertheless, the
plea results in a vision of what God has promised and of what He is doing.
The psalmist recalls that among the eternal
God’s memorable works lays the future restoration of Zion. That is when God’s glory will dazzle, and
will be seen in the towns, and will be praised in song. In our days there are also people and places
that live in the dark night of the soul and who, like the psalmist, say: “Answer
me quickly, Lord”. And the Lord responds; He always responds. We are not alone amid our difficulties, our
personal or communal struggles. God is not a distant God. He views the earth, He hears our laments and
he frees those who are suffering and who feel hopeless.
Prayer: Thank you,
Lord, because you always hear us. Amen.
Aniversario del Consejo
Mundial de Iglesias
DIOS ESTÁ CERCA
SALMO 102
“El Señor miró la tierra
desde el cielo, desde su santa altura, para atender los lamentos de los
prisioneros
y libertar a los
condenados a muerte…”
Salmo 102:19-20
La
lectura de este salmo sobrecoge. Ahí está el ser humano derramando su alma
delante de Dios, en medio de un tremendo sufrimiento y urgiendo la respuesta.
Es la aflicción del ser humano que visualiza los males de su pueblo, los que
sin lugar a dudas lo afectan personalmente. El horizonte aparece en una
completa oscuridad y aparentemente cerrado, sin poder vislumbrar un atisbo de
luz que prometa la visión de una nueva aurora. Sin embargo, la queja desemboca
en una visión de lo que Dios ha
prometido y de lo que está haciendo. El salmista recuerda que entre las obras
memorables del Dios eterno, está la restauración futura de Sión. Es entonces
que puede vislumbrar la gloria de Dios, la que se dejará ver también en los
pueblos, quienes le cantarán y le alabarán. En nuestros días hay también
personas y pueblos que viven en la noche oscura del alma, que al igual que el salmista dicen: “Apresúrate Señor a
responderme”. Y el Señor responde; Él responde siempre. No estamos solos en
medio de nuestras dificultades, de nuestras luchas personales o comunitarias.
Dios no es un Dios lejano. Él mira a la tierra, escucha los lamentos y libera a
los que sufren y se sienten sin esperanza.
Oración: Gracias Señor, porque tú
nos oyes siempre. Amén
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