Monday, October 12
Anniversary
of the Presbyterian Reformed Church of Meneses
LET US SOW
THE SEED
Mark
4:1-20
“He who
tends a fig tree will eat its fruit.”
Proverbs
27:18
We have experienced an intense drought in our
country this year. All of us, at some time in our lives, have seen how the
earth becomes when there is no rain: everything turns hard, sterile, cracked…
it takes a lot of work for the soil to produce.
In Jesus’ parable, there are four kinds of soil. The first one mentioned is the one closest to
the path, where the birds eat up the seeds, like the evil that removes the word
from our hearts. The second type is the rocky soil, where the plant sprouts but
has no roots, and it doesn’t last long because it cannot survive the trials and
tribulations that follow. The third kind of soil is covered in thorns, like our
Cuban marabou that chokes everything sown around it, choking the word of God,
making it unfruitful. The fourth soil is
the good soil which produces a crop, and it is like the seed that hears the
Word and is fruitful.
I used to think that the four types of soil in
this parable referred to different types of people, but a short while later I
realized that all of us, at one time or another in our lives, have been like
one of those four soils. This is why we
constantly need to carefully tend our soil so that the seed is not sown in
vain, because weeds will grow even in good soil. Let us clean up our lives,
weeding out all that is choking us and disturbing our spiritual growth, so that
we can produce good fruit.
Prayer : Lord, I want to be good soil where your Word
can render abundant fruit.
Aniversario de la IPR de Meneses
SEMBREMOS LA SEMILLA
Marcos 4:1-20
“Quien cuida de la higuera, come de su fruto”
Proverbios 27:18
Este
año hemos experimentado en nuestro país una intensa sequía. Todos en algún
momento de nuestra vida hemos visto como la tierra se pone cuando no llueve,
todo se vuelve duro, estéril, se agrieta... se necesita mucho trabajo para que
la tierra produzca.
Según
la parábola de Jesús, hay cuatro tipos de suelos. El primero que se menciona es
el que está junto al camino, donde las aves se comen la semilla, o sea la
maldad que quita la palabra de nuestros corazones. El segundo es el suelo
pedregoso y rocoso, donde brota la planta pero como no tiene raíces, es de
corta duración, y cuando vienen las pruebas y las tribulaciones no resiste. El
tercer suelo es el cubierto de espinos, como el marabú, que ahoga todo lo
sembrado, o sea, ahoga la palabra de Dios y no puede dar fruto. El cuarto suelo
es el de la tierra buena que da frutos, es como el que oye la Palabra, y rinde
fruto.
Antes
pensaba que en esta parábola los cuatro tipos de suelo se refería a personas
distintas, pero poco después me di cuenta de que todos, alguna vez en nuestra
vida, hemos sido como cualquiera de los cuatro suelos. Es por eso que
constantemente tenemos que atender adecuadamente nuestra tierra para que la
semilla no caiga en vano, pues hasta en la tierra buena crecen las malas
hierbas. Limpiemos nuestras vidas, quitemos todo aquello que nos enreda y nos
estorba en nuestro crecimiento espiritual, a fin de que podamos dar buenos
frutos.
Oración : Señor, quiero ser tierra buena donde tu Palabra
pueda rendir abundantes frutos.
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