Saturday, October 10
Presbytery
Meetings
THE VALUE
OF SILENCE
Lamentations
3:26
“Be still
before the LORD and wait patiently for him…”
Psalm
37:7a
We live in a noisy world. Our lives are dazed by all kinds of noises.
For many people, silence has become synonymous with emptiness, which is why
they try to flee from it.
But we need to rediscover the value of silence. The awareness of silence has great value:
silence placates our impetus. It puts an
immediate end to unnecessary discussions.
It averts the snowballing of conflicts, and is often the solution to
real drama. Remaining silent will appease your anger, calm you down, clear your
mind and help you to focus with greater clarity on the consequences of each of
your actions.
Silence, therefore, is not something sterile
that we use simply to return to our own thoughts, or to mourn the loss of
unrealized dreams. Silence is more than
the absence of noise; it is an attitude of listening and openness.
Silence makes it possible for us to better
listen to God, to pray and to worship him.
Our souls need that silence as our lungs need the air.
If we make sure to have a time of silence to be
with God and to listen to his peaceful voice, away from all the noises and
worries, our lives will be more stable.
Prayer: Beloved
Jesus, I am going to be quiet so that I can hear your voice.
Convenciones Presbiterales
EL VALOR DEL SILENCIO
Lamentaciones 3:26
“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él”
Salmo 37:7a
Vivimos
en un mundo ruidoso. Nuestra vida está aturdida por ruidos de todo tipo. Para
muchos, el silencio se ha convertido en sinónimo de vacío, por eso tratan de
huir de él.
Pero
tenemos que redescubrir el valor del silencio. El silencio consciente tiene un
gran valor, el silencio aplaca nuestros ímpetus, acaba de golpe con discusiones
innecesarias, evita que como bola de nieve crezcan los conflictos, es muchas
veces la solución a verdaderos dramas. Guardar silencio, aplaca tu ira, te
tranquiliza, esclarece tu mente y enfocas con más lucidez la consecuencia de
cada uno de tus actos.
El
silencio, pues, no es algo estéril que nos sirve simplemente para volver sobre
nuestros pensamientos, o llorar sobre los sueños que no se hicieron realidad.
El silencio es más que la ausencia de ruido, es una actitud de escucha y
apertura.
El
silencio nos dispone mejor para escuchar a Dios, para orar y adorarle. Nuestra
alma necesita ese silencio como nuestros pulmones necesitan el aire.
Si
procuramos un tiempo de silencio para estar con Dios y escuchar su voz
apacible, lejos de los ruidos y las preocupaciones, nuestra vida será más
estable.
Oración: Amado Jesús, voy a callar
para escuchar tu voz.
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