Monday, April 4, 2016

April 4, Monday PRAYING HANDS MATTHEW 25:31-46

April 4, Monday
PRAYING HANDS
MATTHEW 25:31-46

“… truly I tell you,
just as you did it to one of the least of these
 who are members of my family,
you did it to me.”
Matthew 9:40
I remember that when I began to attend church more than thirty years ago, I understood the importance of intercessory prayer. That taught us not to be selfish, and also to ask God on behalf of our neighbor, especially for the sick, the needy, the hungry, the imprisoned, etc. But I also remember a story in which the father of a family prayed asking for God’s compassion toward the poor, that he help them in their needs and penury. At the end of the father’s prayer, his seven-year-old son said to him, “Papa, I want to be the owner of all the corn there is in our granary.” “Why?” asked the father. “Well, to begin answering your prayers,” responded the child.

We need to pray constantly, but our attitudes toward others should be centered more on action of solidarity, instead of a tepid intention. Reject the behavior of this man who asked God to be compassionate toward the poor while he his own storehouse overflowed with grain that he wouldn’t share with anyone.

We cannot talk about the sick and not go to visit them. We cannot talk about prisoners without seeing if there is something we can do for them or their families. We cannot ask others to come to church if we ourselves do not congregate and share the good news of Jesus Christ. May our supplications be lifted to God not only with our lips, but also with the action of a compassionate heart and praying hands.

Prayer:  Lord, today we pray for those who are experiencing material need, for the destitute, for prisoners, for those who lack medicines. Help us, Lord, to be in solidarity with them and share what we have. Amen.

Translation by John Walter 

MANOS ORANTES
MATEO 25:31-46
“… de cierto os digo que en cuanto lo hicisteis  a uno de estos
mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”
Mateo 9:40
Recuerdo que cuando comencé a asistir a la iglesia hace más de treinta años, comprendí la importancia de la oración intercesora. Esta nos enseña a no ser egoístas y pedirle también a Dios por nuestro prójimo, especialmente por  los enfermos, los necesitados, los hambrientos, los presos, etc. Pero recuerdo también una historia en la que un padre de familia hizo una oración, y le pedía a Dios que fuese compasivo hacia los pobres, que los ayudara en sus necesidades y penurias. Al terminar de orar, su hijo de 7 años, le dijo: “Papá, yo quisiera ser dueño de todo el maíz  que hay en nuestro granero”.  “¿Para qué?”, preguntó el padre. “Pues  para comenzar a contestar tus oraciones?”, dijo el niño. Hay que orar en todo momento, pero nuestras actitudes hacia los demás deben ir más a la acción solidaria y no a una tibia intención. Rechacemos la conducta de este hombre que le pedía a Dios que fuera compasivo hacia los pobres, mientras él tenía sus almacenes abarrotados de granos y no los compartía con nadie. No podemos hablar de enfermos y no ir a visitarlos, no podemos hablar de presos sin ver si podemos hacer algo por ellos, o por sus familiares. No podemos decirle a los demás que vengan  a la iglesia si nosotros no nos congregamos y compartimos la buena noticia de Jesucristo. Que nuestras peticiones sean elevadas a Dios no sólo con nuestros labios, sino con la acción de un corazón compasivo  y unas manos orantes.

Oración: Hoy te pedimos Señor, por los que están pasando necesidades materiales, por los desvalidos, por los presos, por  los que carecen de medicinas. Ayúdanos Señor, a ser solidarios con ellos y a compartir lo que tenemos. Amén. 

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