May 9, Monday
AN ANCHOR FOR THE
SOUL
HEBREWS 6:18-20
“We have this hope
as an anchor for the
soul, firm and secure”
Hebrews 6:18-19
When seamen lower the anchor, they do so with
the objective of stabilizing the ship so that the wind and waves don’t blow it
about. The anchor is tied to a chain which passes through the breaking waves
and later disappears into the deep waters. We see neither the sea’s deeps nor
the anchor, but we do see the effect, that is, the stability of the ship.
This image illustrates a very important
spiritual truth. A true Christian is solidly anchored to Christ via his faith,
which instead of being in the depths of the choppy waters of this world, is
rooted in heaven.
In the sea’s depths, where the anchor rests,
it remains hidden from the seaman’s eyes. But he certainly feels its effect. In
the same way, we don’t see Jesus with our physical eyes, but we are clearly
united to Him by faith. We know he is alive and answers our prayers.
Those who aren’t able to maintain their faith
in Christ amid trials can perceive that we are united to Him because he is the
anchor of our faith.
Prayer: Thank you, my good God, for the security we
have from being united with you. Our life cannot be torn asunder by any storm.
Thank you because every day you anchor us to you, helping us to remain stable
amidst life’s tempestuous waves. Amen.
Translated by
John Walter
UN ANCLA
PARA EL ALMA
HEBREOS
6:18-20
“hemos acudido
para asirnos de la esperanza…
la cual
tenemos como segura y firme ancla del alma…”
Hebreos 6:
18-19
Cuando los marineros echan el ancla, lo hacen con el objetivo de retener el
barco para que el viento y las olas no se lo lleven. El ancla está atada a una
cadena que atraviesa las agitadas olas para luego desaparecer en las
profundidades marinas. No vemos el fondo del mar, ni el ancla, pero sí el
efecto, es decir, la estabilidad del barco.
Esta imagen ilustra una verdad espiritual muy importante. Un verdadero
cristiano está sólidamente anclado a Cristo mediante la fe, que en vez de estar
en lo profundo de las agitadas aguas de este mundo, está arraigada en el cielo.
El fondo del mar donde el ancla descansa, permanece oculto a los ojos del marinero, pero él sí siente su
efecto. De igual manera, nosotros no vemos a Jesús con nuestros ojos físicos, pero sí estamos unidos
a Él por la fe. Sabemos que está vivo y responde a nuestras oraciones.
Los que no logran mantener la fe en Cristo en medio de las pruebas, pueden
percibir que estamos unidos a Él, porque es el ancla de nuestra fe.
Oración: Gracias mi buen Dios, por la seguridad
que tenemos de que unidos a ti, nuestra vida no podrá será arrancada por
ninguna tormenta. Gracias porque tú cada día nos anclas a ti, ayudándonos a
mantenernos firmes en medio de las olas tempestuosas de la vida, Amén.
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