Saturday, October 22
FOR WHAT DO WE
ASK? HOW DO WE ASK?
JAMES 4: 1-3
You ask and do not
receive, because you ask wrongly, …
James .4:3
Praying is talking with God; it’s conversing and being in
communion with Him. Prayer is one of the
most efficient powers that God offers the human being. It is a treat, a freely given gift, a gift of
the Spirit.
Often
without moving our lips we are crying out from the bottom of our hearts. Every
day we are exposed to temptations which taunt us constantly. But it makes no
difference how often, nor how serious these temptations are; we are assured of
overcoming them by means of prayer. But for our prayers to be effective we must
look within ourselves. Is there humility within you? Is there true repentance?
Is there faith in Him? If so, the conditions are right for your prayers to be
heard by God.
In addition, our prayer ought not to be a list of selfish
requests, but it should be a sensitive and united clamor for the problems of
our neighbor or of our world. And whether or not God answers our prayers as we
hope, our prayer must go accompanied by an eternal thanksgiving to the Lord.
There is
something else that must not be lacking, and that is that our prayer must be
attuned to the prayer of our Lord . . .
nevertheless, not my will but yours. (Luke 22:42)
Prayer: Thank
you, Lord, for all the gifts which you give us, especially the opportunity to
approach you in intimate conversation, in full communion. Amen.
Translation by John Potter
Translation by John Potter
¿QUÉ PEDIMOS? ¿CÓMO PEDIMOS?
SANTIAGO 4: 1-3
Pedís, pero no recibís, porque pedís mal…
Santiago .4:3
Orar es hablar con Dios, es
dialogar y estar en comunión con Él. La oración es uno de los poderes más
eficaces que Dios ofrece al ser humano. Es regalo, es dádiva, es don del
Espíritu.
Muchas veces sin mover los
labios estamos clamando desde el fondo de nuestro corazón.
Todos los días estamos
expuestos a tentaciones que nos provocan constantemente, pero no importa
cuántas, ni cuán graves sean estas tentaciones, estemos seguros que por medio
de la oración las podemos vencer.
Pero para que sean eficaces es
necesario que nos analicemos interiormente ¿Hay humildad en ti? ¿Hay verdadero
arrepentimiento? ¿Haz puesto tu fe en El? Entonces sí, las condiciones están
creadas para que sean escuchadas por Dios tus oraciones.
Además nuestra oración no debe
ser una lista de egoístas peticiones, sino qué debe ser un clamor sensible y
solidario por los problemas de nuestro prójimo o de nuestro mundo. Y así Dios
conteste o no tal y como esperábamos, nuestra oración debe ir acompañada de una
eterna acción de gracias al Señor.
Hay algo que no debe faltar, y
es que nuestra petición tiene que estar en
sintonía con la oración de nuestro Señor: …pero no se haga mi voluntad, sino la tuya (Lc.22:42)
Oración: Gracias Señor, por todos los regalos que nos das, en
especial la oportunidad de acercarnos a ti en diálogo estrecho, en plena
comunión. Amén.
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