Wednesday, May 31
A HEART FULL OF LOVE FOR
GOD
ROMANS 5:5
Because God’s love has
been poured out into our hearts
through the Holy Spirit
who has been given to us.
Romans 5:5
It was the same thing every night. I’d open my
balcony’s window to let in the fresh night air, and then one night I saw her
there on the sidewalk before me, surrounded by cats coming out from among the
holes in broken doors and obscure places, to eat from the brimming plates
placed thereabout. One day I made a decision: I crossed the street and
introduced myself. She told me her name was Emma, and explained what she was
doing there. “Every night I prepare food for the dogs and cats who live in the
street.” That declaration startled me. How much sacrifice, how much work and
dedication for those animals who were waiting for her each night, certain and
thankful for receiving their daily food? Only God’s love pouring into our
hearts could give us the courage and sensibility to undertake actions such as
this.
There are people in life who impress you forever.
And that was what happened to me with Emma. After this face-to-face meeting
with her, I began to look at animals with compassion, and I didn’t miss the opportunity of sharing a piece of bread
or whatever I may have had in my knapsack with them. Her spirituality,
goodwill, and testimony on behalf of the forgotten and neglected animals moved
me forever. I pray for Emma and her ministry every day; and I ask that you do the
same for the many forgotten “Emmas,” who in the silence of the night, like my
neighbor, take care of feeding the animals of the street who suffer hunger and
violence every day.
Prayer: Thank you, God of mercy,
because you pour out upon us the gift of your love through the Holy Spirit. May
this love fill us with the strength to serve all of your creation. Amen.
Translated by John
Walter
UN CORAZÓN
LLENO DEL AMOR DE DIOS
ROMANOS 5:5
Porque el amor
de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos
fue dado
Romanos 5.5
Cada noche era igual. Abría la
ventana de mi balcón para dejar pasar el aire fresco de la noche y la veía
allí, en la acera de enfrenta, rodeada de gatos que salían de entre las grietas
de puertas rotas y lugares olvidados para comer de rebosantes platos dispuestos
a su alrededor. Un día me decidí, crucé la calle y me presenté. Ella me dijo su
nombre: Emma y me explicó lo que hacía allí: “Cada noche le cocino a perros y
gatos que viven en la calle” Aquella declaración me sobrecogió ¿Cuánto
sacrificio, cuánto trabajo y entrega por aquellos animales que la esperaban
cada noche, seguros y agradecidos por recibir su alimento diario? Sólo el amor
de Dios derramado en nuestros corazones puede darnos el valor y la sensibilidad
para emprender acciones como esta.
Hay personas en la vida que te
marcan para siempre. Y eso fue lo que me pasó con Emma. Después de ese
encuentro cara a cara con ella, comencé a mirar a los animales con compasión y
ya no dejaba pasar la oportunidad de compartir con ellos un pedazo de pan o lo
que tuviera en mi mochila. La espiritualidad, la buena voluntad, su testimonio
a favor de los animales olvidados y desatendidos me conmovió para siempre. Cada
día oro por Emma y por su ministerio y les pido que hagan lo mismo por las
muchas “Emmas” olvidadas, que desde el silencio de la noche, como mi vecina, se
encargan de alimentar a los animales de la calle que sufren hambre y violencia
cada día.
Oración:
Gracias Dios de misericordia, porque tú derramas sobre nosotros la dádiva de tu
amor, a través de tu Santo Espíritu. Permite que ese amor nos llene de fuerzas
para servir a toda tu creación. Amén.