Thursday, May 4
Anniversary
of the Presbyterian-Reformed Church of Sancti Spíritus
THE KING OF OUR
LIVES
1 TIMOTHY 6:11-16
I am the Alpha and
the Omega," says the Lord God,
who is and who was
and who is to come, the Almighty.
Revelation 1:8
When we recognize that Christ is our King, we don't do so
thinking of the qualities that kings usually show: he is not a despotic king,
or violent, or ostentatious, or selfish. But even recognizing him as King does
not guarantee that we will enjoy supernatural protection or any other
privilege. Affirming Christ's royalty means that we have recognized that he is
the Son of God, that he is God himself incarnate, who preached the good news of
God without any interest other than establishing a more harmonious and just way
of relating to God and our neighbor.
That Christ is King doesn't dim his ignominious death on the
cross, although it does remind us that his power transcended death, to remain
always at hand as a sign of hope. A Christ King means committing oneself to his
work of salvation, not being only a "pew Christian," but taking an
active role in the sufferings of the world and giving oneself completely to the
service of the neediest.
To say today that Christ is our King means that our life
doesn't end with death, but rather that it has a "forever in God." It
means not talking about ourselves, because He has become the eternal
"I." Finally, to say today that Christ is our King is to love others
and Him with the same strength that led him to become a seed of hope on the
cross by giving himself up for the love of humanity.
Prayer: Lord, may the strength of your love transform us into better
persons and better Christians every day so we can bear witness that Christ is
the only King of our lives. Amen.
Translation by John Potter
Aniversario IPR de Sancti Spíritus
EL REY DE NUESTRAS VIDAS
1 TIMOTEO 6:11-16
Yo soy el Alfa y la Omega - dice Dios-,
Aquel que es, que era y que viene, el Todopoderoso
Apocalipsis 1:8
Cuando reconocemos que
Cristo es nuestro Rey, no lo estamos haciendo teniendo en mente las cualidades
de que los reyes usualmente hacen gala: no es ni un rey despótico, ni violento,
ni ostentoso, ni egoísta… Ni siquiera con reconocerlo como Rey nos garantiza
que disfrutemos de una protección sobrenatural, ni ningún otro privilegio.
Afirmar la realeza de Cristo significa que hemos reconocido que es el Hijo de
Dios, que es Dios mismo encarnado, que predicó la buena noticia de Dios sin
ningún tipo de interés que no fuera instaurar una manera más armónica y justa
de relacionarnos con Dios y con nuestro prójimo. Que Cristo es Rey no opaca su
ignominiosa muerte en la cruz, aunque sí nos recuerda que su poder trascendió
la muerte para quedar siempre a la mano como signo de esperanza. Un Cristo Rey
significa comprometerse con su proyecto de salvación, no ser sólo “cristiano de
banco”, sino tomar presencia activa en los sufrimientos del mundo y darse por
completo al servicio de los más necesitados.
Decir hoy que Cristo es
nuestro Rey significa que nuestra vida no se acaba con la muerte, sino que
tiene un “para siempre en Dios”. Significa no hablar de nosotros mismos porque
Él pasó a ser el eternamente “Yo”. En fin, decir hoy y siempre que Cristo es
nuestro Rey, es amar a los demás y a Él, con la misma fuerza que lo llevó a
convertirse en semilla de esperanza en la cruz al entregarse por amor a la
humanidad.
Oración: Señor, que la fuerza de tu amor nos transforme
en mejores personas y mejores cristianos cada día y podamos dar testimonio de
que Cristo es el único Rey de nuestras vidas. Amén.
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