Sunday, December 3
Disabled People’s Day
OTHERNESS
PSALM
69:8
I am a
foreigner to my own family,
a stranger to
my own mother’s children.
Psalm 69:8
During one of the many hours I spent translating La siembra Infinita into English, I came
upon the following phrase written by Rafael Cepeda: “There is no unity with
Christ without passion for otherness
in the name of Christ.”[1]
It’s curious how ideas come to us in
waves sometimes. For example, some of my colleagues and I had been discussing
this same word otherness in the
context of a trip we were planning to Cuba to dialogue with a pastor there concerning
the treatment of people with intellectual disabilities. People everywhere afflicted by intellectual
disability are often perceived as “strangers to their own family.”
A very special friend of mine here in the US has two
brothers, both suffering from this disability. Her commitment to them is - just like the families I’ve met in Cuba –
complete and total. She spends hours with them, listening to their ideas and thoughts,
and the result is that the brothers no longer feel like strangers in their own
family, rather like fully accepted humans. With such love all otherness simply
disappears, and a real human emerges. Perhaps that person is different from
what we consider to be normal, but my friend doesn’t let “difference” stand in
the way of her loving them just exactly as they are. She has passion,
tolerance, and acceptance for otherness, and follows Christ’s command to love
her neighbor – in whatever form they may be – as herself, and she is a
wonderful model to inspire others as they struggle with similar situations.
Prayer:
Merciful God, you call us to love our neighbor
as our self. Help us to see your image in the faces of those suffering
intellectual disability. Amen
Written by John Walter
OTREDAD
SALMO 69:8
Me he convertido en extraño para mis hermanos,
y un extranjero para los hijos de mi madre.
Salmo 69: 8
Durante una de las muchas horas que pasaba
traduciendo el libro La siembra infinita
de español a inglés, tropecé con la frase siguiente, escrito por Rafael Cepeda:
“No hay unidad con Cristo si no hay pasión de otredad en el nombre de Cristo”.
Me es curioso cómo de vez en cuando las ideas nos llegan como si fueran olas
del mar. Por ejemplo, estábamos discutiendo algunos de mis colegas y yo esta
misma palabra otredad en el contexto
de un viaje que planeábamos a Cuba para dialogar con un pastor allá sobre el
tratamiento de gente con minusvalías intelectuales. Se percibe a la gente afligida
de esta minusvalía como “extranjeros entre su propia familia” en todas partes
del mundo.
Aquí en los Estados Unidos una amiga mía muy
especial tiene dos hermanos, ambos sufren de esta minusvalía. Su compromiso
hacia ellos es – al igual como las familias en Cuba – completo y total. Pasa muchas
horas con ellos, escuchándoles sus ideas y sus pensamientos. El resultado es
que sus hermanos dejaron de sentirse como extranjeros entre miembros de su
propia familia, y en vez se sintieron como humanos plenamente aceptados.
Quizás una tal persona sea diferente de lo que
la mayoría de nosotros consideramos normal, pero mi amiga no permite que esa
diferencia construya una barrera a su amor. Ella los ama por ser exactamente
como lo son. Ella tiene pasión, tolerancia, y aceptación por la otredad y
obedece al mandamiento de Cristo: Ama a tu prójimo – en cualquiera forma que le
aparezca – tal como lo encuentres. Mi
amiga es un modelo maravilloso para inspirar a otra gente que luchan con
situaciones semejantes.
Oración: Dios
misericordioso, Tú nos llamas a amar a nuestro prójimo como nosotros mismos.
Ayúdanos a ver tu cara en los rostros de ellos y de ellas que padecen de
minusvalías intelectuales. Amén.
Translation by John Walter
[1] Rafael Cepeda, La siembra infinita,
(Quito, Ecuador, Departamento de
comunicaciones del Consejo Latinoamericano de Iglesias CLAI, 2011) 203.
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