Wednesday,
December 27
TO BETHLEHEM
LUKE 2:8-20
Glory to God in the
highest heaven,
and on earth peace to
those on whom his favor rests. (NIV)
Luke 2:14
At this time of year
when we especially recall the birth of the Messiah, let us look again at
Bethlehem, the village of simple shepherds, and listen to the angels’ chorus: Glory
to God in the highest heaven!
It is worthwhile to
recall that the Christ child’s only cradle was a manger, and remember that over
the centuries God has loved and communicated with the humble. Jesus lived in a
carpenter’s home. He was humble and belonged to the humble class. His disciples
were shepherds, fishers, and women of low esteem. Something special allowed all
these rejected people to become Christ’s followers. They listened to his
message, and followed him. There are still those who hear the message
receptively and willingly.
We must not forget
those persons who, like those shepherds, praised and glorified God when they
heard the Good News of salvation. We should go to Bethlehem every day to listen
to the message of salvation that God reveals to us in a humble manger. Not just
to listen, but to glorify God with our testimony.
Glory to God in the
highest heaven! That should be our constant prayer.
Prayer: Thank you, Lord, for
the birth of Jesus. May he be born daily in our hearts. Amen.
Translation by George Meek
HASTA
BELÉN
LUCAS
2:8-20
¡Gloria
a Dios en las alturas, y en la tierra paz,
buena
voluntad para con los hombres!
Lucas
2:14
En esta época
del año en que de manera especial se recuerda el nacimiento del Mesías,
volvamos nuestra mirada a Belén, la aldea de los sencillos pastores, y
escuchemos el coro angelical: ¡Gloria a Dios en lo alto!
Es provechoso
pensar en el Niño que no tenía más cuna que un pesebre, y darnos cuenta de que
Dios en el trascurso de los siglos, ha amado y se ha comunicado con los
humildes. Jesús vivió en el hogar de un carpintero. Él era humilde, y
pertenecía a la clase humilde. Sus
discípulos eran pastores, pescadores, mujeres de baja estima. Algo especial le
permitió a toda esa gente rechazada convertirse en seguidores de Cristo.
Tuvieron el oído atento, escucharon el mensaje y le siguieron. Todavía hay
quienes oyen de buena gana.
No debemos
olvidar a quienes, como aquellos pastores, estuvieron dispuestos a alabar y
glorificar a Dios, al escuchar las Buenas Nuevas de salvación. Sin dudas,
debemos visitar Belén todos los días y escuchar el mensaje de salvación que
Dios nos revela desde un humilde pesebre. Pero no solo escuchar, sino
glorificar a Dios con nuestro testimonio.
¡Gloria
a Dios en alto! Esta debe ser nuestra constante oración.
Oración:
Gracias, Señor, por el Nacimiento de Jesús. Permite que cada día nazca en
nuestros corazones. Amén.
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