Sunday,
May 25
UNAVOIDABLE RESPONSIBILITY
PROVERBS 22:1-11
“Train a child in the way he should go,
And when he is old he will not turn from it.”
Proverbs 22:6
There is so much talk in the news media about juvenile delinquency
that it is enough to make one lose faith in the future of this world’s nations.
For my part, I believe that delinquency
has no age, and I am convinced that for every delinquent who is a minor, there
are hundreds of young people who are loving and creative; and among them,
hundreds who trust in God as Lord and caretaker of their lives. Every day there
are greater numbers of young people who seek the way to renew themselves and to
change the things that bother them within their social environment.
But there is a way of
battling delinquency: love and harmony
in the family home. The basis for delinquency
in this world has its origin, for the most part, in homes where children do not
receive the attention they require. Let
us set our sons and daughters on the pathway of the Teacher of Galilee, knowing
that they will never depart from it. As citizens of the Kingdom, we have an
unavoidable responsibility in the education and care of our children.
Prayer: Permit us,
oh God, to raise our sons and daughters in such a way that they will avoid
major evils when they are adults. Amen.
RESPONSABILIDAD INELUDIBLE
PROVERBIOS 22:1-11
“Instruye al niño en su camino, y aun
cuando fuere viejo, no se apartará de él”
Proverbios 22:6
Se habla tanto en la prensa de la delincuencia
juvenil, que se llega a perder la fe en el porvenir de las naciones de este
mundo. Por mi parte, creo que la delincuencia no tiene edad y tengo la
convicción de que por cada menor delincuente, hay centenares de jóvenes que
aman y crean; y entre ellos, cientos que confían en Dios como Señor y cuidador
de sus vidas. Día a día es mayor el número de jóvenes que buscan la forma de
renovarse y cambiar las cosas que le estorban en la sociedad en que viven. Pero
hay una forma para combatir la delincuencia: el amor y la comprensión en el
hogar. La base de la delincuencia del mundo tiene su origen, en su mayoría, en
los hogares donde no se les da la debida atención a los niños. Cultivemos en
nuestros hogares el amor y la armonía. Encaminemos a nuestros hijos por los
pasos del Maestro de Galilea, sabiendo que nunca se apartará de ese camino.
Como ciudadanos del Reino, tenemos una responsabilidad ineludible en la
educación y cuidado de los niños.
Oración: Permítenos, oh Dios,
cuidar a nuestros hijos e hijas para evitar males mayores cuando sean adultos. Amén
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