Sunday, May 25, 2014

Sunday, May 25 UNAVOIDABLE RESPONSIBILITY PROVERBS 22:1-11

Sunday, May 25
UNAVOIDABLE RESPONSIBILITY
PROVERBS 22:1-11
“Train a child in the way he should go,
And when he is old he will not turn from it.”
Proverbs 22:6
There is so much talk in the news media about juvenile delinquency that it is enough to make one lose faith in the future of this world’s nations.  For my part, I believe that delinquency has no age, and I am convinced that for every delinquent who is a minor, there are hundreds of young people who are loving and creative; and among them, hundreds who trust in God as Lord and caretaker of their lives. Every day there are greater numbers of young people who seek the way to renew themselves and to change the things that bother them within their social environment.

 But there is a way of battling delinquency:  love and harmony in the family home.  The basis for delinquency in this world has its origin, for the most part, in homes where children do not receive the attention they require.  Let us set our sons and daughters on the pathway of the Teacher of Galilee, knowing that they will never depart from it. As citizens of the Kingdom, we have an unavoidable responsibility in the education and care of our children.


Prayer: Permit us, oh God, to raise our sons and daughters in such a way that they will avoid major evils when they are adults. Amen.


RESPONSABILIDAD INELUDIBLE
PROVERBIOS 22:1-11
“Instruye al niño en su camino, y aun
cuando fuere viejo, no se apartará de él”
Proverbios 22:6
Se habla tanto en la prensa de la delincuencia juvenil, que se llega a perder la fe en el porvenir de las naciones de este mundo. Por mi parte, creo que la delincuencia no tiene edad y tengo la convicción de que por cada menor delincuente, hay centenares de jóvenes que aman y crean; y entre ellos, cientos que confían en Dios como Señor y cuidador de sus vidas. Día a día es mayor el número de jóvenes que buscan la forma de renovarse y cambiar las cosas que le estorban en la sociedad en que viven. Pero hay una forma para combatir la delincuencia: el amor y la comprensión en el hogar. La base de la delincuencia del mundo tiene su origen, en su mayoría, en los hogares donde no se les da la debida atención a los niños. Cultivemos en nuestros hogares el amor y la armonía. Encaminemos a nuestros hijos por los pasos del Maestro de Galilea, sabiendo que nunca se apartará de ese camino. Como ciudadanos del Reino, tenemos una responsabilidad ineludible en la educación y cuidado de los niños.

Oración: Permítenos, oh Dios, cuidar a nuestros hijos e hijas para evitar males mayores cuando sean adultos. Amén


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