Tuesday,
May 20
Celebration of the Dependent Church in Cidra
GO AND DO LIKEWISE
PSALM 116
“Go and do likewise.”
Luke 10:37
This story tells us many things about service. It is true that often those who need our care
cannot blame anyone other than themselves for their needs. But it is undeniable
that at times we act like (those rebuked by) the teacher of the law in Luke 10,
who shows his displeasure when he says that not all those who love God and pray
to him, respond to the call of another. And there is the Levite, so worried
about conducting his service in the temple that he didn’t have time to serve
the man on the side of the road. We can observe two things about the Samaritan.
First: that he was willing to help. Secondly: his credit was good, since even
the innkeeper trusted that he would pay for the victim’s care. The lesson is clear: anyone who needs our help is our neighbor. It
is not enough to feel compassion for people.
The fact that these people may create their own problems at times is no
excuse for us to withhold our help from them. God has heard our cry for mercy.
Thanks to Him we are now able to hear and run to another’s cry for help.
Prayer: Beloved
Jesus, I want to “go and do likewise,” having you as the guide for my actions. Amen.
Celebración de la Iglesia Dependiente de Cidra
VE Y HAZ LO MISMO
SALMO 116
“Pues ve y haz tú lo mismo”
Lucas 10:37
Esta historia nos dice mucho
acerca del servicio. Es verdad que muchas veces los que necesitan nuestro
cuidado no pueden echarle la culpa más que a ellos mismos por sus necesidades.
Pero es innegable que a veces actuamos como el maestro de la ley en Lucas 10,
quien muestra su descontento cuando dice
que no todos los que adoran a Dios y le oran, oyen el llamado de otros. Y ahí
está el Levita, tan preocupado en conducir el servicio en el templo, que no
tenía tiempo para servir al hombre al lado del camino. Del samaritano podemos
observar dos cosas. La primera : él estuvo dispuesto a ayudar. Segundo: su
crédito era bueno, ya que aun el hombre del alojamiento confió en él para que
pagara la cuenta de la víctima. La lección es clara: todo el que necesita
nuestra ayuda es nuestro prójimo. No es suficiente sentir compasión por las
personas. El que estas personas se busquen en ocasiones sus propios problemas,
no es razón para que no brindemos nuestra ayuda. Dios ha oído nuestro llanto de
misericordia. Gracias a Él ahora estamos capacitados para oír y socorrer el
llanto de los demás.
Oración: Amado Jesús, quiero “ir
y hacer lo mismo” teniéndote a ti como guía de mis acciones. Amén.
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