Tuesday, May 20, 2014

Tuesday, May 20 PSALM 116

Tuesday, May 20
Celebration of the Dependent Church in Cidra

GO AND DO LIKEWISE

PSALM 116

“Go and do likewise.”
Luke 10:37
This story tells us many things about service.  It is true that often those who need our care cannot blame anyone other than themselves for their needs. But it is undeniable that at times we act like (those rebuked by) the teacher of the law in Luke 10, who shows his displeasure when he says that not all those who love God and pray to him, respond to the call of another. And there is the Levite, so worried about conducting his service in the temple that he didn’t have time to serve the man on the side of the road. We can observe two things about the Samaritan. First: that he was willing to help. Secondly: his credit was good, since even the innkeeper trusted that he would pay for the victim’s care. The lesson is clear:  anyone who needs our help is our neighbor. It is not enough to feel compassion for people.  The fact that these people may create their own problems at times is no excuse for us to withhold our help from them. God has heard our cry for mercy. Thanks to Him we are now able to hear and run to another’s cry for help.

Prayer: Beloved Jesus, I want to “go and do likewise,” having you as the guide for my actions. Amen.  



Celebración de la Iglesia Dependiente de Cidra
VE Y HAZ LO MISMO
SALMO 116
“Pues ve y haz tú lo mismo”
Lucas 10:37
Esta historia nos dice mucho acerca del servicio. Es verdad que muchas veces los que necesitan nuestro cuidado no pueden echarle la culpa más que a ellos mismos por sus necesidades. Pero es innegable que a veces actuamos como el maestro de la ley en Lucas 10, quien  muestra su descontento cuando dice que no todos los que adoran a Dios y le oran, oyen el llamado de otros. Y ahí está el Levita, tan preocupado en conducir el servicio en el templo, que no tenía tiempo para servir al hombre al lado del camino. Del samaritano podemos observar dos cosas. La primera : él estuvo dispuesto a ayudar. Segundo: su crédito era bueno, ya que aun el hombre del alojamiento confió en él para que pagara la cuenta de la víctima. La lección es clara: todo el que necesita nuestra ayuda es nuestro prójimo. No es suficiente sentir compasión por las personas. El que estas personas se busquen en ocasiones sus propios problemas, no es razón para que no brindemos nuestra ayuda. Dios ha oído nuestro llanto de misericordia. Gracias a Él ahora estamos capacitados para oír y socorrer el llanto de los demás.

Oración: Amado Jesús, quiero “ir y hacer lo mismo” teniéndote a ti como guía de mis acciones. Amén.


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